Todo está oscuro, apenas puedo ver.
¿Qué está pasando? No sé donde estoy, solo puedo ver sombras, camino hacia delante, me choco con algo y lo toco, una mesa. Busco mi móvil en los bolsillos, no está. Intento encontrar un interruptor para encender la luz, pero nada. Empiezo a tener la respiración agitada y estoy poniéndome nerviosa. Mi cerebro me pide que corra y lo hago, pero no puedo, intento ir lo más rápido que puedo pero mis piernas no me dejan. Llego a otra habitación, hay un gran ventanal y puedo ver un hilo de luz iluminar la habitación, reconozco los muebles. Estoy en el salón de la casa de Harry, ¿pero dónde está él?
Lo llamo, solo oigo mi voz llamándolo desesperada.
Oigo golpes, me escondo detrás del sofá, tengo la boca seca y siento que voy a llorar en cualquier momento. Pasos, oigo pasos andar por alguna parte de la casa que no logro reconocer. Madre mía, estoy acojonada, se me va a salir el corazón.
Pero siento como se me para, en el momento en que los pasos llegan muy cerca mía y cesan. Veo una figura oscura, es un hombre pero no puedo ver nada más, me está buscando, lo veo mirar por todo el salón y yo me tapo la boca para no soltar ni el mínimo ruido.
Es oficial, voy a morir. Cuando escucho que los pasos se alejan, respiro. Intento escapar del salón y cuando encuentro las escaleras subo por ellas, todo sigue muy oscuro pero no entiendo porqué pero se por donde voy, encuentro la puerta de su habitación y entro, cerrando la puerta con cuidado. Harry está en la cama dormido, me subo corriendo a la cama y lo llamo, lo zarandeo pero no despierta. ¡JODER!
-Harry despierta, ¡despierta por favor, hay alguien en casa!
Lloro, estoy a punto de tener un ataque de ansiedad, intento girarlo pero no puedo, es como si lo girara mil veces y siguiera en la misma posición.
Vuelvo a escuchar golpes, me escondo bajo las sabanas y me tapo la boca cuando la puerta se abre. Tengo miedo, mucho miedo, estoy sudando.
Y grito como una loca cuando siento que me agarran.
-¡Christina!-pego un salto cuando escucho su voz y abro los ojos.
Me abraza en sus brazos.
-Cariño, ¿estás bien?
El pánico vuelve hacia mi, me quedo muda, tengo la cara empapada en lagrimas y cuando por fin salgo de ese estado, lo abrazo.
-Has tenido una pesadilla, me he asustado mucho cuando te he visto moverte y llorar, estabas llamándome.- me besa la cabeza, ha sido todo tan real que sigo asustada.
-Ha sido... horroroso, nunca había tenido una pesadilla tan horrible, yo...yo, no sabía donde estaba, todo estaba oscuro y escuchaba golpes y pasos, he visto a una persona que me buscaba, subí corriendo a buscarte y te encontré durmiendo, pero no podía despertarte, era todo tan real, sentía realmente que me iba a dar un ataque al corazón.
-Tranquila, estoy aquí contigo.- me besa
Todavía es de noche, ha encendido la luz de la mesilla, la habitación está bañada en una cálida luz. Está guapísimo, él siempre lo está.
Me subo a horcajadas sobre él. Me agarra del rostro y deja suaves besos por todo el. El corazón se me derrite cuando me besa en la boca, es un beso tierno. Siempre nos besamos apasionadamente, nos devoramos, pero esta vez es una sincera muestra de que le tengo pase lo que pase y el me tendrá siempre.
-Te necesito.- digo y le beso el cuello. Echa la cabeza hacia detrás un segundo y después me saca el camisón por los hombros, quedando solo en tanga.
Suelto un jadeo cuando me lame un pezón. Me acuesta sobre el colchón con cuidado, me quita el tanga y me abre las piernas. Lo miro apoyada sobre mis codos, pero me dejo caer en cuanto su boca se posa sobre mi clítoris, muy lentamente, es incluso peor que cuando me lo hace rápido y salvaje. La despacio que va y con la ternura con la que me lo está haciendo me está matando. Le sujeto la cabeza para que no pare y me introduce un dedo. Solo se oyen mis gemidos y su respiración.