A las cinco en punto, estoy en la puerta del edificio de D&D esperando a mi amiga, no creo que tarde mucho en verla aparecer. Dicho y hecho, no termino de formular este pensamiento cuando una sonriente Rebeca aparece por la puerta. Se abalanza sobre mi y me abraza. Parece que alguien se alegra de verme a parte de mi Daniel. Yo también me alegro de verla, en estos casi tres meses que llevamos trabajando juntas, le he cogido verdadero cariño. Ella es quien en realidad me está enseñando el valor de la verdadera amistad. Por eso he pensado que quizá hoy, sea un buen día para ser sincera con ella y contarle ciertos aspectos de mi vida que desconoce, y que probablemente la dejen alucinada.
— Estás guapísima Olivia. ¿Sabes que ese tono de piel será la envidia de todas la mujeres de la oficina verdad? Te veo genial, supongo que tendrás muchas cosas que contarme ¿eh pillina?—aunque me fastidie reconocerlo, echaba de menos los interrogatorios de mi amiga. Dios, habla tan rápido que a veces resulta imposible seguir su ritmo. Parece una metralleta, abre la boca y ale, a disparar.
— Gracias por el piropo, y si, tengo muchas cosas que contarte. Pero no será aquí, vayamos a una cafetería...
— Pues no perdamos el tiempo, estoy ansiosa por saber que ha pasado entre tu y ya sabes quien...—dice bajando la voz para que los compañeros que están saliendo del trabajo no la escuchen.
Cruzamos de acera y entramos en la cafetería de enfrente. Buscamos una mesa apartada del resto de la gente y nos ponemos cómodas. Ambas pedimos una cerveza y, esperamos a que el camarero nos las sirva para empezar a hablar.
— Venga, no te hagas de rogar y cuéntame—dice impaciente.
— Primero, decirte que aunque en un principio me cabreé muchísimo contigo por haberle dicho a Daniel donde estaba, hoy, solo puedo darte las gracias por ello. Si no hubieras sido tan boca chancla, seguramente no hubiera pasado con él los mejores días de mi vida. Así que gracias.
— De nada. Sabía que te ibas a mosquear, pero ya sabes que él puede ser muy insistente si se lo propone, y la verdad, el tío tenía verdadero interés en saber donde estabas y me dio penilla. Además, en cuanto me pidió que le reservara un billete de avión a Ibiza, supe que había hecho lo correcto... ¿Cómo fue? ¿Qué hiciste cuándo le viste?
— Pues, estaba con un grupo de gente que había conocido allí en la isla, en una fiesta que daba el hotel donde nos alojábamos. Yo estaba en la pista bailando con un amigo y cuando de repente lo vi allí pidiéndole a mi amigo que si le importaba que él bailara conmigo, pues, me quedé alucinada, sin palabras... No podía creerme que él estuviera allí...
— Ains Olivia, que romántico, parece la escena de una película. ¿Bailasteis?
— Por supuesto, aunque fue él quien dio el primer paso, yo estaba tan flipada que ni siquiera podía moverme...
Durante un rato largo, le relato a mi amiga los días que Daniel estuvo conmigo en la isla. No se lo cuento todo claro está. Los temas de cama mejor me los guardo para mi, con que sepa que disfruté como nunca, es más que suficiente. Le hablo también de mis nuevas amigas asturianas y, de mis amigo gallegos y por supuesto, de todas las fiestas a las que asistí, incluida la cena del restaurante erótico. Ella se descojona cuando precisamente le hablo de esto último, incluso me dice que hubiera dado lo que fuera por ver a una mojigata como yo en un lugar como ese. Si ella supiera...
Tres cervezas después y sin que apenas nos hayamos dado cuenta, se hace de noche y Rebeca me propone ir a cenar algo por ahí y después acercarnos a la cervecería "Indiana". Es viernes y nuestros compañeros estarán allí reunidos. Acepto la propuesta y mientras ella, una vez pagada la cuenta va al baño, aprovecho para marcarle a mi "pitufo gruñón"y decirle donde estaré. Pero no me coge el teléfono así que, aunque odio hablar con una máquina, le dejo un mensaje en el contestador hablando de los planes de última hora.

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LUST
Romance«REINA DE CORAZONES» Está disponible en Amazon en Ebook y Papel!! http://leer.la/B01DWPRQU6 #1BestSellerInternacional Olivia es una joven de treinta dos años que desde hace cinco años, trabaja para un magnate de la industria textil al que odia pro...