HASTA PRONTO

5.8K 411 6
                                    


Que poco dura lo bueno ¿verdad? Acabo de decirle adiós a mi "pitufo gruñón" en el aeropuerto. Me he quedado hasta ver como el avión tomaba altura poniendo así una gran distancia entre mi amor y yo, me consuela pensar que en pocos días volveremos a estar juntos. O eso creo.

Este fin de semana con Daniel, ha sido increíble. Ha pasado volando, pero lo hemos disfrutado a tope, sobre todo en la cama, en la ducha, en la playa, en fin, en cada lugar donde nos ha apetecido. Que manera de darle alegría al cuerpo Macarena ¡por Dios! Fue un no parar todo el fin de semana, será por eso que tengo el cuerpo molido. Al final, hoy conseguí lo que me propuse, salir de la cama para lo estrictamente necesario, osea, ir al baño y poco más.

Hemos estado tan bien, y tan a gusto que todo me parece un sueño del que no quiero despertar ni de coña. Tengo serias dudas de como va a funcionar lo nuestro en Manhattan, en cuanto se corra el rumor que entre el jefe y yo hay algo más que una relación profesional, me veré en serios apuros, y más si Bruce anda por la oficina. Ya me ha quedado muy claro que clase de persona es, y no es para nada de mi agrado. Cada vez que pienso en lo que fue capaz de hacerle a su hermano, se me revuelven las tripas, si me lo hubiera hecho a mi, probablemente no volvería a mirarle a la cara en mi vida. Pero está claro que Daniel no piensa como yo, que en el fondo, tiene buen corazón, porque perdonar algo así, es digno de alabar.

Aunque estoy triste por la marcha de mi amor, estoy feliz, por primera vez en mucho, mucho tiempo. Me siento realmente feliz, y eso me asusta, no estoy acostumbrada a tener este sentimiento perpetuo en mi. Si, lo sé, debo dejar de ser tan pesimista, pero es algo que no puedo evitar, ya me conocéis, me resulta difícil por no decir imposible dejarme llevar y simplemente disfrutar. Demasiadas cosas han pasado en mi vida como para ser consciente de que no todo dura eternamente, y más en mi relación con Daniel. Por más que lo intento, no dejo de darle vueltas a lo mismo, él es mi jefe y yo, una simple empleada, y ya conocéis cual es una de las clausulas de mi contrato laboral. Nada de relaciones personales dentro del mismo departamento y, digo yo que mucho menos con el jefe. Si es que me estoy metiendo en un embolao que acojona bastante joer. En fin, cambiemos el chip y que sea lo que Dios quiera.

Ahora voy camino del hotel donde he quedado con las chicas para ir a cenar y después pasarnos por una de esas fiestas flower power que hacen en la playa. Me vendrá bien para desconectar y estoy segurísima de que nos lo pasaremos genial, las risas con sheila están aseguradas, es tremenda. En cuanto enfoco la entrada del hotel las veo junto a unas palmeras descojonadas de risa, ¿qué leches les habrá pasado ahora? Tratándose de ellas, cualquier cosa. Mira que a mi me pasan cosas raras, pero a ellas... mejor ni pensarlo. Me bajo del taxi y las muy zopencas en cuanto me ven hacen una ola a modo de saludo. Ya está, con solo ese gesto han conseguido que me olvide de mis pésimos pensamientos y, me centre en divertirme, que solo me quedan tres días de vacaciones. Tendré tiempo de comerme la cabeza desde el primer momento que me suba al avión, así que ¿para que desperdiciar ahora el tiempo?

Cogidas del brazo, caminamos por el paseo marítimo. De vez en cuando nos paramos delante de algún yate de esos que hay atracados allí y que llaman la atención para hacernos fotos que seguramente para mi horror, las veré publicadas en facebook. Porque somos así de guays, todo absolutamente todo lo colgamos en la red, es la moda y, nosotras siempre vamos a la última.

Estamos sentadas en la terraza de uno de esos chiringuitos de playa para cenar, cuando vemos aparecer a los gallegos que al vernos, no dudan en unirse a nosotras. ¡Ahora si que la liamos parda!

Durante la cena, no paramos de reír. Adán tiene una chispa que talmente parece que se haya tragado un mechero, me alegra tanto verlo así... Hace unos días estaba melancólico y triste, no era para menos después de lo sucedido, y en cambio ahora no hay quien le pare. Prefiero mil veces verlo así que no de la otra manera, aunque el muy capullo está haciéndome llorar de la risa. Entre él y sheila, van a terminar con nosotros haciendo la croqueta por el suelo. ¡Vaya par!

LUSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora