EL REENCUENTRO

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Nunca pensé que estar en los brazos de la persona que amas, pudiera darte tanta paz, tanta tranquilidad. Lo que a día de hoy siento por Daniel Dempsey, tira por tierra todas las anteriores teorías que mi mente se habían formado del amor. Ahora más que nunca, tengo claro que cualquier sentimiento que yo hubiera albergado por otra persona, ni de lejos se asemeja a lo que en realidad siento por mi "pitufo gruñón".

Nuestro reencuentro, ha tenido de todo un poco. Hemos pasado por la dulzura, la ternura, la pasión desenfrenada, salvaje e incluso posesiva de dar y recibir sin medida. Dejándonos llevar por las ganas que teníamos de volver a estar juntos en todos los sentidos de la palabra. Ahora varias horas después y debido al jet lag, me encuentro en mi cama despierta, observando su respiración tranquila y acompasada mientras duerme como un bebe. Boca arriba, con un brazo por encima de su cabeza, relajado, la boca ligeramente abierta deja salir el aire de sus pulmones pausadamente.

Lo amo. Si, he luchado con uñas y dientes para no caer rendida a sus pies, para no ser una muesca más en su cama y, no ha servido para nada, porque aquí estoy, enamorada hasta las trancas de un hombre que hasta no hace mucho, odiaba con todo mi ser y, que ha sabido llevarme a su terreno y encandilarme y enamorarme hasta tal punto, que ahora mismo me moriría si no pudiera estar con él. Jamás volveré a decir de este agua no beberé, porque está claro que cuando te da la sed, la de verdad, te bebes hasta la última gota. Lección aprendida. O eso creo.

Salgo de la cama despacio, para no despertarlo. En apenas un par de horas, él tiene que ir a la oficina y tampoco ha dormido mucho que digamos. La noche ha sido bastante ajetreada, nos hemos dado un buen homenaje de sexo y el pobre tiene que estar molido. No es que yo no esté cansada, que lo estoy, que una no es de goma vamos, pero como sigo de vacaciones unos días más, tengo todo el día para tomármelo con tranquilidad. Lo que no puedo hacer es dejar que el sueño me venza durante el día, para no verme en la misma situación cuando llegue la noche. No me gusta nada andar pululando por casa con los ojos abiertos como un buho, mientras la mayoría de los mortales en este lado del mundo duermen. Cierro la puerta con cuidado de no hacer ningún ruido y voy a la cocina, ya que estoy despierta sorprenderé a mi amor con un buen desayuno para que recupere fuerzas.

Una vez en la cocina, saco los ingredientes necesarios para hacer unas tortitas y me pongo a ello, no sin antes coger mi ipod y ponerme los cascos para escuchar música mientras cocino. Mientras se hacen las tortitas, preparo café. Saco del armario el sirope de chocolate y caramelo y dispongo la mesa. Quiero que todo esté listo para el desayuno cuando él se levante. Sonrío al darme cuenta de lo cómoda que me siento haciendo esto, no me importaría para nada hacerlo todos los días de mi vida. Joder, quien me iba a decir a mi, que yo estaría pensando en estar dispuesta a hacerle el desayuno a un tío cada mañana, hay que ver lo que es capaz de hacer el amor ¿verdad? Nos volvemos memas del todo. ¿A ellos les pasará lo mismo? ¿Cómo vivirán esa fase de enamorarse? No tengo ni idea, pero conociéndome seguro que lo averiguo de alguna forma.

A las siete de la mañana en punto, mi amor entra en la cocina con una sonrisa que hace que todas mis terminaciones nerviosas salten a la vez. Hay que ver lo guapo que está recién levantado, está para comerlo de pies a cabeza.

— Buenos días nena, ¿jet lag?—dice acercándose a mi y depositando un dulce beso en mis labios.

— Si, no he conseguido pegar ojo en toda la noche y, como estaba cansada de dar vueltas en la cama, me he levantado a preparar el desayuno. Espero que te gusten las tortitas—digo señalando la mesa puesta.

— Me gustan las tortitas, pero me gustas tu más...—sus brazos rodean mi cintura y se pega a mi dándome también los buenos días su erección—. Nena, vuelve a la cama conmigo, y tráete el caramelo, me apetece desayunar algo más que tortitas esta mañana.

LUSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora