¿FELIZ AÑO NUEVO? PARTE II

5.1K 425 31
                                    


Contemplo a este hombre al que hace apenas unos meses odiaba por su prepotencia y arrogancia, y que ahora, acaba de desnudar su alma frente a mi, sin importarle cuántos pares de ojos estén puestos sobre nosotros. Sin importarle lo que la gente pueda pensar al conocer la identidad de su persona. Él, que es tan conocido en el mundo empresarial, no ha dudado ni por un segundo, en regalarme esta declaración de amor públicamente. No ha dudado en abrir su corazón y poner a mis pies sus sentimientos, arriesgándose a que vuelva a pisotearlos como hice en ocasiones anteriores. No tengo palabras para expresar lo que siento en este preciso instante. Pero si sé claramente lo que no quiero ni puedo hacer. Ya no. Ya no pienso seguir negándome ni a mi ni al resto del mundo, que mi "pirata del Caribe" y, mi "señor soy un ogro", ambos, son todo lo que quiero. Todo lo que deseo. Todo lo que anhelo y lo que amo. Ya no quiero seguir sufriendo por amor. Y tampoco quiero que él siga sufriendo. No cuando yo siento exactamente lo mismo que él. Me niego a seguir con esta tortura que está acabando con los dos.

Poso con delicadeza mis manos en su cara y, con el pulgar, acaricio sus mejillas rasposas por su incipiente barba. Sus ojos, no se han apartado ni un segundo de los míos. Su semblante triste, me deja claro que no miente cuando dice que estos últimos días, han sido los peores de su vida. Para mi también han sido un infierno. Pero ya está, ya pasó. Los próximos días que se nos presenten difíciles, estaremos juntos para superarlos. Ya no habrá nada ni nadie, que pueda separarnos. Ya no. Suena la primera campanada de las doce que nos llevarán a un nuevo año. A una nueva oportunidad de ser felices. A una nueva vida. Sin mentiras, sin prejuicios, sin miedos... Juntos. Cuando suena la última campanada, posó mis labios sobre los suyos, depositando en ellos un beso tierno, cargado de todo el sentimiento que llevo dentro y, que por fin, me atrevo a liberar. Un beso que él no tarda en profundizar deslizando su lengua con lentitud dentro de mi boca. Consiguiendo con ello que las mariposas de mi estómago se alcen en un vuelo interminable. Jadeando, separamos nuestros labios. Y sólo entonces, soy consciente de los vítores que hay a nuestro alrededor, y no precisamente por el año nuevo. Estas personas, a las que ni siquiera conozco, han sido testigos de nuestra reconciliación y aplauden y silban emocionados. Me siento un poco avergonzada al darme cuenta que seguimos siendo el centro de atención, pero ello no me amilana para llevar a cabo lo que tengo en mente. Decidida, llevo las manos a mi cara y lentamente me quito el antifaz. Si él no ha tenido ningún reparo en hacerlo, yo tampoco. Entrelazo mi mano con la suya, y por fin, acuden a mi boca las palabras...

-Lo siento Daniel-digo mirándole a los ojos-. Siento haberte hecho daño. Siento haber sido tan dura contigo el otro día en la azotea. Siento haber dicho que ya no te quería para hacerte daño, cuando lo cierto es que nunca he dejado de hacerlo. Siento habernos hecho pasar a ambos por todo esto al cerrarme en banda y no escuchar a mi corazón. Siento que mi lengua vaya por libre y diga cosas que en realidad no siento. Te quiero mi pitufo gruñón. Te quiero con toda mi alma. Y si algo he aprendido de esto, es que en el corazón nadie manda. No me importa si eres Jack Sparrow o, Daniel Dempsey, porque seas quien seas, sigues siendo tu. Y es a ti a quien quiero. Con tus defectos y con tus virtudes. Con antifaz o sin él... Gracias por no rendirte...-Me silencia con un beso. ¡Dios, cuánto le he echado de menos!

-No digas nada más...-dice con voz ronca, apoyando su frente en la mía-. Te quiero nena...

-Y yo a ti nene...

-¿Podemos felicitaros ya?-Pregunta Rebeca entusiasmada. Ambos asentimos sin dejar de mirarnos-. Pues entonces felicidades tortolitos. Y tú-dice señalándome con un dedo-, espero que no tengas en cuenta mi mentirijilla, y espero que comprendas porque acepte hacer todo este paripé. No podía dejar que te fueras. Sabiendo cuales eran tus verdaderos sentimientos hacia el jefe, y después de que él me pidiera ayuda para traerte aquí, no podía negarme. Los dos os merecéis ser felices. Juntos. ¿No estás enfadada conmigo verdad?

LUSTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora