Los cuerpos pasaban a la velocidad del rayo por el monitor holográfico, como si un crupier digital barajase un mazo de cartas de póker. James detenía las imágenes a su antojo en cuanto se apercibía de unos labios carnosos, unas curvas sinuosas o unos pechos que casi le rozasen la nariz. Se mostraba ausente de todo, entretenido en su juego por encontrar alguien a quien seducir. En un segundo era capaz de detener alguna de las imágenes, desnudarla con la mirada con tan sólo parpadear y pasar a otra, y a otra, y a otra más.
-¿Cansado ya del servicio?
James apagó el monitor de inmediato ante la repentina aparición de Claudia, cambiando de tarea.
-¿No sabes llamar? -preguntó molesto.
-No, se me olvidó. Luego me explicas cómo se hace -contestó irónica-. Ya veo en lo que pierdes el tiempo cuando estás aquí tan ocupado.
-Me estaba tomando un descanso.
-¿Y bien?
-No te entiendo -dijo James achicando los ojos.
-¿Has encontrado alguna nueva víctima?
-Te refieres a..., oh, no. No estaba haciendo lo que tú piensas que estaba haciendo.
-James, nos conocemos desde... siempre. A mí no me la das. Buscabas chicas en el directorio de la Taurus One.
-Miraba sus resultados, sólo eso. Estaba con las valoraciones psicológicas que han hecho de todas ellas...
-...y ellos.
-¡Eso, y ellos! -corrigió James.
-Y..., ¿hay alguien que destaque por algo en especial, un coeficiente 105... copa D?
-Déjalo ya. Interrumpiste la consulta al entrar de manera tan atropellada.
-¿Atropellada? Entré como una gacela acercándose a la orilla del río.
-Bueno, de acuerdo. Miremos juntos el directorio. Claudia negó con la cabeza.
-No, gracias. No me gusta buscar novio por catálogo.
-Vamos, seguro que hay alguien que te podría hacer salir de tu cuarto y que abandonases tu infructuosa relación con ese bote de antidepresivos.
-James, esa nave trae toda una colección de personas con problemas psicológicos, estoy segura de ello.
-No es eso lo que afirman los psicólogos de la Taurus.
Claudia se acercó a la mesa desde la que hablaba James.
-¿En serio?
-Así es -afirmó él-. Están mucho más cuerdos de lo que podíamos presuponer. De hecho, la mayoría se lo ha tomado como una renovación vital, nada que ver con ideas deprimentes sobre el sentido de su existencia.
-No puedo negar que me sorprende que haya gente que sea capaz de salir de su casa para venir aquí, a un inhóspito planeta como éste.
James pulsó el botón de encendido y abrió el directorio por un punto aleatorio. Claudia miraba de reojo pero con interés. No prestaba, sin embargo, tanta atención como lo hacía James.
-Ésa es mona -le indicó Claudia.
-Algo mayor para mí...
-Ésa otra, mírala, acerca su cara... Es muy guapa.
-Me recuerda a Ruth.
-¿La cocinera?
-Ajá.