Ven al baile conmigo

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"Lo nuestro se ha acabado" Esas cinco palabras no paraban de mortificarme. Hacía ya una semana que no hablaba con el. Se había vuelto imposible verlo a solas. Cuándo terminaban sus clases él marchaba rápidamente, nunca lo encontraba solo en su despacho, ya ni siquiera me miraba durante las comidas. Me sentía ignorada, totalmente ignorada por el que posiblemente fuera el primer amor de mi vida.
Me sequé una lágrima rebelde que bajaba por mi mejilla derecha y cogiendo una piedra del suelo la tiré al lago haciéndola rebotar tres veces seguidas.

- Hola- escuche a mi espalda- yo quisiera... a mí me gustaría...- el chico rubio que no paraba de meterse con mi hermano estaba totalmente avergonzado y ruborizado intentando hablar conmigo- saber si es verdad que has roto tu compromiso con Krum.

-¿ Malfoy verdad?- pregunté confundida- si, aunque no sé en qué manera podría eso interesarte a ti.

- Verás a mí me gustaría pedirte...-hizo una pausa mirándome directamente a los ojos- ¿Tienes pareja para el baile?

- ¿Es que vas a invitarme a ir contigo?

- Si- Dijo mientras se tocaba la nuca avergonzado -eso intentaba.

- Muchas gracias por pedírmelo Malfoy, pero me he hecho muy amiga de Harry y tú no lo tratas bien- no quería hacerle daño por muy prepotente que fuera todavía era un crio.- no me sentiría cómoda yendo contigo- me gustaría tanto bailar con Severus, pero él ya no me hacía ningún caso-además, no creo que vaya no, estoy de humor- y me encaminé hacia el bosque quitándole toda oportunidad de protestar por mi negativa.

Solo quería perderme, alejarme de él, olvidar que alguna vez me tocó, que alguna vez me besó, olvidarlo todo... todo lo que tuviera que ver con él tenía que salir de mi cabeza y de mi corazón. Por fin sabía quién era mi madre y la odiaba, la odiaba por lo que me había quitado, la odiaba porque él nunca sería capaz de quererme...

-¿Donde vas preciosa?- levanté la vista y allí estaba Charlie- déjame adivinar, me estabas buscando.

-Más quisieras - contesté intentando enmascarar mi tristeza.

-¿ Qué te pasa?- preguntó mirándome intensamente, intentando adivinar en qué pensaba.

-¿Y tus dragones ?- intenté cambiar de tema.

- Dragonas- me corrigió el chico-Son hembras las cuatro.

- Perdone usted por la ofensa señor amante de las dragonas.

- ¿Quieres verlas?

-Todavía están aquí -conteste entusiasmada- creí que no podía verlas.

-Eso era antes de la prueba.

Él agarró mi mano derecha y me guío, yo me dejé llevar, me gustaban tanto esos animales. A menudo soñaba con ellos eran algo especial para mí.

Cuanto más andábamos más podía notar la cercanía de los animales no sabía cómo pero sí sabía que estaban cerca. Estaban en unas jaulas de madera rodeadas por numerosos hechizos de protección.

- No hagas ruido están dormidas- asentí sin dejar de mirar las tres enormes jaulas que tenía delante- pueden ser muy agresivas recuerda que las cuatro están incubando huevos.

- No intentes que tenga miedo, no va a funcionar, puedo notar los hechizos de protección que las rodean.

- Son muy poderosas - susurró - Y se ponen muy nerviosas ante extraños.
Me acerqué con precaución al colacuerno, era la que más me atraía, quería tocarla, notar la aspereza de las escamas que la cubrían, no sabía porqué pero se estaba convirtiendo en una necesidad para mí. Alargué la mano en dirección al hocico del animal, podía notar mi cuerpo temblar pero aquella repentina necesidad de tener un contacto con ella era superior miedo que me recorría. Ella abrió los ojos, eso no echó para atrás mis intenciones iniciales seguí acercándome hasta casi tocar la piel de su hocico el animal no se movía, me miraba pero no se apartó. Tragué saliva y pude sentir sus escamas en aquel primer contacto la dragona. De repente un calor insufrible recorrió mi cuerpo, al instante aparte la mano de su piel, ella se levantó y me miró directamente a los ojos, yo me alejé impresionada por el animal, aunque, sin saber por qué no estaba asustada.
-¿Estas sorda o que?- gritó Charlie tirando de mí. De repente la colacuerno rugido alterada-¡que te alejes te digo!- el animal se veía nervioso estaba aporreando su jaula con la cola las protecciones no aguantarían mucho más.-Joder Eridan corre-me ordenó tirando de mi de nuevo.

Loco por EridanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora