Nota de autora: En vista de que he recibido muchos comentarios tanto apoyando como repudiando una relación Dramione en este episodio, me decidí agregar esta nota de autora aclarando que ni en este episodio ni el resto de la historia ha sido mi intención que haya una relación de este tipo. Repito: NO HAY NI HABRÁ DRAMIONE pues, si bien respeto el fandom y a los que lo siguen, no es de mi gusto y no comprendo por qué muchos piensan que habrá algo de esto solo porque ambos personajes se ganaron un castigo juntos, tal vez es porque esas situaciones se han vuelto un cliché en ese tipo de historias. Lamento decepcionar a las y los seguidores de este género pero no conseguirán nada de eso en mis historias.
Hermione les contó a Ginny, Harry, Ron, Luna y Neville lo ocurrido. Ellos se quedaron estupefactos, incluso Ron hizo el comentario de que el mundo debía estar torciéndose o algo así porque ya estaban pasando demasiadas cosas raras. Luna lo increpó diciéndole que lo importante era que todas esas cosas raras eran maravillosas.
En los días que pasaron el castigo se fue llevando a cabo tal como habían dispuesto Severus y McGonagall. Draco y Hermione ayudaban a Filch a limpiar cada rincón, incluso las huellas de barro que dejaban los jugadores de Quidditch cuando regresaban del entrenamiento. Para hacer las rondas nocturnas que constaban de dos horas, Draco y Hermione habían dispuesto hacerlas una hora en cada casa comenzando por Gryffindor. Lo mejor de todo era que durante el castigo efectivamente estaba sucediendo lo que querían los profesores, es decir, los chicos tuvieron tiempo de conocerse mejor, incluso ya se llamaban por su nombre de pila.
Hermione le contó a Draco como hacían en el mundo muggle para arreglárselas sin magia, de la tecnología, los teléfonos celulares que recientemente habían sido adaptados para poder enviar y recibir mensajes de texto, los televisores y las computadoras. El chico estaba maravillado.
—¿En serio tienen todo eso? ¿Y estás segura de que lo han creado sin magia? —preguntó Draco dudoso—, es decir, no habrán tenido la ayuda de algún hechicero.
Ella rió con el comentario.
—No, Draco, son muchos años de estudio para volverse ingeniero o científico y crear todas esas cosas. He visto muchos documentales de tecnología junto a mis padres.
—¡A propósito de tus padres! ¿A qué se dedican ellos?
—Son dentistas.
—¿Y eso en qué consiste? —preguntó el chico extrañado.
Hermione rió otra vez.
—Cuidan los dientes de las personas para que no sufran daños, es decir, son como los sanadores de San Mungo pero solo se especializan en el cuidado de los dientes.
—¡Vaya! —exclamó Draco.
—Dense prisa ustedes dos —bramó Filch desde afuera mientras la señora Norris entraba a la habitación marcando sus patas llenas de barro en el inmaculado piso.
—¡Esa maldita gata! —expresó Draco apartándola desdeñosamente con el pie.
—No, Draco —lo increpó Hermione mientras cargaba al animal estrechandola contra ella—. ¡No la maldigas! Yo sé que ella es molesta, ¿verdad, señora? —dijo esto último pegando su nariz a la de la gata (Draco hizo un gesto de asco)—, pero no por eso nos vamos a enojar con ella.
La chica tomó un paño lo sumergió en agua y le limpió las patas a la gata mientras Draco trapeaba el piso otra vez.
—Disculpa, Hermione, es que ese Filch parece que disfruta haciéndonos sufrir —dijo con rabia.
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¡Lily estás viva!
RomanceUna mujer despierta de un larguísimo letargo, aterrada y confundida ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que han pasado muchos años y que se perdió toda la infancia de su hijo? El mundo parece haber dado un giro de 180 grados en el mundo mágico y much...