El lirio

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En las mazmorras, todos los Muggles, Tonks y el señor Filch estaban muy nerviosos, escuchaban las explosiones y gritos que venían desde el exterior. De pronto escucharon algunos pasos que se acercaban...

—Debe ser alguien que viene a avisarnos como va todo allá arriba —dijo Tonks con una sonrisa para tranquilizarlos.

Pero la sonrisa se le borró del rostro al comprobar quienes habían llegado hasta aquella celda donde estaban resguardados. Eran Amycus Carrow y Fenrir Greyback, este último se lamía los labios mientras los contemplaba a todos como si de un banquete se tratara.

—¡Cielos! Me parece que esta noche te darás un gran banquete de Muggles —dijo Amycus con malicia—. Espero que no te indigestes, ¡buen provecho!

—Gracias, Amycus —respondió Greyback con voz ronca mientras miraba a Tonks—. Pero no solo tenemos Muggles aquí. ¡Mira! También está la joven Auror.

—¡La Metamorfomaga! —exclamó Amycus—. Creo que te complacerá saber que he escuchado que está embarazada, eso significa que con ella tendrás doble ración.

Todo el lugar se impregnó con sus carcajadas, mientras Tonks y los demás los miraban con odio y repulsión.

—Nunca podrán hacernos daño —habló Tonks—. No podrán entrar aquí.

—¿Qué rayos es eso? —inquirió Anastasia con miedo mientras miraba los filosos dientes del hombre lobo y sus facciones animales.

—Es un repulsivo hombre lobo —respondió Tonks, mirándolo con desdén.

Greyback chasqueó la lengua en señal de negación.

—No deberías hablar así —dijo con voz melosa—, después de todo tu querido esposo también es uno de nosotros.

—Pero él no es como tú —respondió la mujer con rabia.

—Quizá debería dejarla vivir para que vea crecer al cachorrito —dijo Greyback dirigiéndose a su amigo que rió con el cruel comentario.

—Sí, mejor la dejamos vivir para que también vea el cadáver de su esposo.

—¿Que dices estúpido? —preguntó Tonks con desespero—. ¿Dónde está Remus?

Los dos hombres sonrieron con malicia.

—Está muerto —respondió sin quitar su sonrisa—. Yo mismo lo maté.

—¡NOOOOO! —gritó Tonks cubriéndose el rostro con las manos. William y Anastasia se pusieron cada uno a su lado para consolarla—. ¡Eso no puede ser cierto, dime que es mentira! —dijo la mujer entre sollozos, sintiéndose impotente por no tener su varita—. ¡MALDITOS!.... ¿DÓNDE ESTÁ MI REMUS?

—Y ahora son ustedes los que morirán —dijo Greyback avanzando mientras todos los habitantes de la celda retrocedían hasta pegarse de la pared.

—¡No pueden entrar aquí! —advirtió el señor Filch, estrechando fuertemente a la señora Norris junto a su pecho.

—Por supuesto que podemos —escupió Amycus.

—¡Aléjense de aquí! —ordenó William abrazando a Tonks que no dejaba de llorar.

—¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú? ¿Un asqueroso muggle? —dijo Amycus mirándolo de arriba abajo con todo el desdén que pudo.

Él en compañía del hombre lobo terminó con la poca distancia que quedaba entre los protegidos y la reja pero apenas la tocaron, se escuchó una explosión y ambos mortífagos se desintegraron en el aire.

¡Lily estás viva!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora