Una grata sorpresa antes de la ceremonia

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El día tan esperado por fin llegó, aquella tarde todo el mundo estaba emocionado con el gran evento. Albus Dumbledore insistió mucho en que la boda se realizara en Hogwarts, así que decoraron de manera extraordinaria los jardines del colegio...

Había una alfombra roja muy larga que al final tenía un arco decorado con enredaderas y flores. Estaba coronado por un par de simpáticos querubines que les guiñaban un ojo a todos los presentes y había múltiples banquetas decoradas con flores y mariposas reales para los invitados. La fiesta después de la ceremonia se llevaría a cabo en el gran comedor que estaba decorado de manera imperiosa ya que Narcisa Malfoy y Bellatrix Lestrange fueron las encargadas de supervisar cada detalle.

Los gemelos Weasley estaban particularmente felices porque hacía una semana tuvieron su ceremonia de graduación y al fin lograron terminar los estudios mágicos, ahora ya podían dedicarse por completo a la compañía Sortilegios Weasmalf internacional.


Lily estaba en su habitación de las mazmorras terminando de arreglarse. Sus amigas: Narcisa, Molly, Anastasia Granger (que junto a su esposo había vuelto al castillo para la boda) Alice y Tonks cuidaban cada detalle del atuendo mientras la metamorfomaga le ajustaba el corsé (sin demasiado esfuerzo ya que su cintura ya era bastante estrecha) Molly le arreglaba la amplia falda del vestido color marfil, Narcisa le colocaba un collar de esmeraldas que era su regalo de bodas y que hacía juego con sus ojos. Una bruja estilista, se encargaba de arreglar su cabello con la varita. Después de mostrarle numerosas fotos con opciones, Lily se decidió por llevar el cabello suelto. La bruja le elaboró hermosos bucles que la hacían parecer una muñeca de porcelana y la coronó con una diadema con una piedra de esmeralda que era regalo de Bellatrix, quién en ese momento se encontraba con Severus en su habitación, ajustándole el corbatín mientras éste protestaba. Allí también estaban Lucius, Sirius, Remus y Rodolphus.

—Ya deja de protestar que te ves muy guapo —dijo Bellatrix.

—Es que me aprieta, Bella —respondió Severus llevándose las manos al cuello—. Me estás ahorcando.

—No, amigo, aún no has comenzado a asfixiarte, ya verás después de la boda —bromeó Rodolphus—. Luego que te casas es cuando tu esposa comienza a asfixiarte.

—¡Rodolphus! —increpó Bellatrix con tono de reproche—. Yo nunca me he vuelto asfixiante, en realidad ninguna mujer lo hace.

—No es cierto, amor —dijo su marido mientras le guiñaba un ojo a sus amigos aprovechando que ella no lo veía.

—¿Y qué me dices de Skeeter? Sí que me perseguía en mi época de estudiante —saltó Sirius—. ¡Por cierto! No la habrán invitado, ¿o sí?

Todos rieron menos Snape.

—Bueno, no la invitamos pero sabes que al Profeta nunca se le escapa nada —respondió Severus mirándose en el espejo.

—¡Ay Dios! —exclamó Canuto—. Yo no sé cómo pueden casarse y perder su libertad.

—¿Y quien habló de perder la libertad? —preguntó Remus—. Yo no perdí la mía al casarme con Tonks, al contrario ahora me siento diferente, me siento vivo, me siento...

—¡Ay ya! ¡Basta de cursilerías! —respondió Sirius—. Sea como sea yo no me dejo atrapar por nadie.

—¿Ah sí? —preguntó Lucius—. ¿Y qué me dices de Sinistra? Parece que la profesora de astronomía te tuvo viendo estrellas durante el torneo.

—Bueno yo... Es decir, ella... —titubeó el animago.

—Estás loco por ella, ¿no es así? —inquirió Bella mientras cepillaba el cabello de Severus.

¡Lily estás viva!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora