El día siguiente fue muy exitoso ya que Lucius y los gemelos viajaron a Hogsmeade y lograron hacerse con la tienda de bromas Zonko, Lucius también envió una lechuza a Italia para comunicarse con los dueños de la tienda que pensaban abrir allá. Hermione por su parte también envió sendas lechuzas a Venezuela y a España para comenzar a hacer las negociaciones y ese mismo día recibieron las respuestas que tanto anhelaban. Los dueños de todos los almacenes estaban dispuestos a venderlos, por lo tanto los gemelos y Lucius llegaron al acuerdo de que los comprarían después que pasara la cuarta y última prueba.
Al fin llegó el día que todos esperaban con una mezcla entre tristeza y alegría. Alegría porque adoraban hacer esas pruebas, reencontrarse con los amigos o entablar nuevas amistades e intercambiar conocimientos entre las comunidades mágica y no mágica, y tristes porque luego los padres se marcharían. Los Lestrange estaban particularmente tristes porque no habían logrado un acercamiento con los Longbottom, estos siempre eludían su compañía, les era muy difícil perdonar, más difícil de lo que ellos mismos imaginaron.
Ese día hacía mucho frío, a pesar de que ya la nieve se había derretido los árboles aún tenían las hojas cristalizadas por el hielo, de modo que todos llevaban ropas muy abrigadas. Bill, Fleur, Percy y Charlie viajaron a Hogwarts para apoyar a su familia y a sus amigos.
El escenario estaba como siempre ubicado a las afueras del castillo y sobre éste estaba ubicado Dumbledore acompañado de su séquito de profesores y algunos periodistas de Corazón de Bruja y El Profeta. Severus al verse acosado por las pícaras miradas de algunas de sus colegas decidió bajar del escenario y reunirse con su inseparable amiga Lily y el resto de sus amigos, pero al llegar abajo, elevó la mirada al escenario y allí estaba Trelawney guiñándole un ojo al tiempo que le enviaba un beso con la mano. El profesor se estremeció de terror y Sirius decidió molestarlo.
—¡Vaya! ¡Vaya! Quejicus Sí que tienes lindas admiradoras, ¿no es así? —se mofó el animago.
—¡Que chistoso eres, Black! —respondió Snape con sarcasmo.
Los demás no pudieron evitar reírse ante el comentario del animago, incluso Lily reía a carcajadas.
—Yo no las culpo, es que te ves muy guapo —dijo la pelirroja entre espasmos de risas.
El comentario, lejos de molestar a Severus le agradó ya que su amiga le estaba diciendo una vez más lo guapo que se veía. Sin embargo fingió estar molesto.
—Lily, por favor, eso no es gracioso —dijo.
—Pero no huyas de ellas —saltó Lucius en medio de las risas.
Severus entornó los ojos, molesto y entonces guardaron silencio ya que Dumbledore se colocó la varita en la garganta y mediante el hechizo Sonorus hizo que su voz se proyectara alrededor de todo el lugar. Todos estaban a la expectativa de cómo sería la cuarta prueba del torneo y comenzaron a comentar entre ellos.
—Bienvenidos a la cuarta y última prueba del torneo de padres e hijos —comenzó a saludar el anciano.
El sabio y solemne mago dijo un pequeño y emotivo discurso acerca de las cosas que habían logrado en ese torneo, de cómo a los magos y brujas que habían estudiado allí en el pasado la experiencia les había servido para rememorar viejos tiempos, y a los Muggles les había servido para experimentar la vida que llevaban sus hijos cuando no estaban junto a ellos. Después de las sabias palabras comenzó a dar las instrucciones de la prueba.
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¡Lily estás viva!
RomansaUna mujer despierta de un larguísimo letargo, aterrada y confundida ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que han pasado muchos años y que se perdió toda la infancia de su hijo? El mundo parece haber dado un giro de 180 grados en el mundo mágico y much...