El pequeño merodeador

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Pasó un mes, las vacaciones de verano habían sido las mejores para todo el mundo.

Severus y Lily decidieron que vivirían en la Hilandera mientras no estuviesen en Hogwarts, la casa de Godric's Hollow prefirieron dejarla tal como estaba ya que era considerada un monumento a lo que había pasado aquella noche de Halloween. Era la prueba de la primera victoria sobre lord Voldemort.

Los recién casados decidieron visitar aquella casa antes de viajar quince días a Francia por su luna de miel. Todo estaba tal cual había quedado aquella noche, excepto por una inscripción que decía:

En este lugar, la noche del 31 de octubre de 1981, James Potter perdió la vida. Durante años, se creyó que su esposa Lily había muerto con él y que su hijo Harry era el único sobrevivido a la maldición asesina. Sin embargo, años más tarde, se encontró a la madre de Harry en el hospital de San Mungo. Ella y su hijo ahora comparten el título de sobrevivientes a la maldición asesina. Esta casa, invisible para los Muggles, permanece en ruinas como monumento a los Potter y como recordatorio de la violencia que destrozó una familia.

Lily no pudo evitar llorar al ver la casa y la inscripción, le trajo muchos recuerdos de un pasado que ahora parecía más lejano que nunca, un pasado donde estaba casada con James, y Harry era un bebé. A duras penas lo escuchó decir «Mamá» y «Papá» poco antes de cumplir el año de edad pero nada más. No vivió con él la experiencia de cuando se le cayó su primer diente y mucho menos lo ayudó a esconderlo para que el hada de los dientes viniera por él, tampoco vio llegar su carta de Hogwarts, pero al menos, aunque se perdió todos sus años de infancia, podía pasar junto a él lo que les quedara de vida para recuperar el tiempo perdido.

A Severus aquella casa también le traía recuerdos pero ninguno de ellos era agradable, allí fue donde su Lily formó una familia con James Potter y fue allí donde la encontró aquel fatídico 31 de octubre cuando la creyó muerta. A partir de allí su vida se tornó miserable, triste y vacía pero todo cambió, el buen Dios había hecho gala de toda su misericordia y lo había bendecido. Podía decir sin temor a equivocarse que era feliz, de eso no había duda alguna, estaba casado con la mujer que había amado toda la vida.

Mientras los recién casados Snape estuvieron en Francia, Harry volvió a casa de sus tíos los Dursley, en el número 4 de Private Drive. El lugar que había sido su hogar durante toda la vida, él lugar que antes representaba un infierno para él pero ahora se había convertido en un paraíso. Lo que más le había llamado la atención cuando llegó allí después de la boda de su madre, era que tía Petunia había colocado su foto entre los retratos familiares enmarcados en la sala, ahora lo trataban con cariño, con respeto. Dudley dejó las malas amistades y formó otras nuevas, para nada perjudiciales, las cuales les presentó a Harry.

A mediados de agosto, Harry y todos sus amigos del colegio se trasladaron a la mansión de los Malfo, ya que habían recibido una lechuza con una carta de Draco, invitándolos.

Aquella tarde, todos estaban fascinados porque ya Lucius había mandado a instalar en la mansión todo el cableado que necesitarían para abastecerse de energía eléctrica. Contrató a los mismos técnicos que los instalaron en Hogwarts. Para estrenar, los Granger les habían regalado a los Malfoy un televisor que recibía la señal de todos los canales de Inglaterra y varios de otros países pues les hicieron instalar una antena parabólica. William también les regaló un reproductor de VHS en el cual podrían ver el vídeo de la boda de los Snape.

—¡Que emoción! Por fin veremos cómo funciona el pensadero muggle —opinó Arthur Weasley con emoción.

—No es un pensadero muggle —aclaró Anastasia Granger—, es un televisor, luego señaló el otro aparato que estaba más abajo—, y éste de aquí es un reproductor de VHS.

¡Lily estás viva!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora