Era de madrugada, ya casi amanecía y los miembros de la orden se encontraban en el número doce de Grimmauld Place, a excepción de Molly que permaneció en la sala común de Gryffindor para cuidar a los chicos y a los padres de Hermione. Los Malfoy y los Lestrange estaba en la sala común de Slytherin. Harry por su parte mientras dormía volvió a soñar con ese calabozo donde mantenían cautiva a su madre y de pronto despertó sobresaltado. ¡Lo había recordado! ¡Había recordado a donde pertenecía ese calabozo!
—¡La mansión de los Malfoy! —se dijo así mismo con la respiración muy agitada.
Recordó que cuando fueron a la mansión de los Malfoy en navidad, Draco le había mostrado a él y a los demás las instalaciones y eso incluyó las mazmorras.
—Aquí era donde el Señor Tenebroso encerraba a sus víctimas cuando nosotros le servíamos —dijo el rubio en aquella ocasión con mucha tristeza y un deje de vergüenza.
—¡Lo sabía! —exclamó Harry—, sabía que había visto ese lugar antes.
Tenía que rescatarla de prisa, no sabía cuánto tiempo había pasado desde el rapto pero estaba seguro de que cada minuto que pasaba era crucial. Tenía que darse prisa y llegar hasta la mansión de los Malfoy, aunque sabía que obviamente no podía llegar por la puerta principal.
De pronto la frustración volvió a apoderarse de él ya que recordó algo más que Draco le había dicho en aquella ocasión: Nadie puede aparecerse o desaparecerse en aquellos calabozos y aunque pudiera, él no sabía cómo hacerlo. Luego pensó en otra opción, la red flu, pero debía ser cauteloso.
Se bajó de la cama, tomó sus gafas, la varita que estaban en su mesa de noche, se colocó los zapatos casi atropelladamente y buscó debajo del colchón donde había guardado la capa invisible. Luego bajó las escaleras lo más rápido que pudo, pero sin hacer ruido, no quería despertar a nadie; ya que tratarían de impedir que él saliera de Hogwarts.
Una vez ubicado frente a la chimenea de la sala común se echó la capa por encima de la cabeza, tomó un poco de polvos flu que había en una bolsita de piel de dragón que estaba sobre una mesita junto a la chimenea y se dispuso a entrar en ella pero antes consideró una posibilidad.
—¿Y si hay alguien en el salón principal? —pensó sabiendo que cuando se viajaba por la red flu, al llegar al destino se escuchaba un sonido de ligera explosión acompañado de una llamarada de color esmeralda—. No importa —reflexionó otra vez—, llevo la capa invisible. Ellos sabrán que alguien ha llegado pero no sabrán quien es.
Harry arrojó entonces los polvos a la chimenea, cuyas llamas rápidamente adquirieron aquella tonalidad esmeralda. Él se apresuró a entrar exclamando:
—¡A la mansión Malfoy!
El muchacho sintió que todo se oscurecía y que él daba mil vueltas. Tenía los ojos cerrados para que no entraran cenizas, tosió un par de veces. Salió mareado y a tientas de la chimenea. Abrió lentamente los ojos y jamás se sintió más frustrado como en ese momento...
La sala común de Gryffindor estaba nuevamente frente a él, no había viajado, aún estaba en el mismo lugar de partida, no sabía que le sucedía a la chimenea. Pensó que tal vez estaría averiada o peor aún, había sido bloqueada. Harry intuyó que tal vez si probaba con otras funcionaría, así que con la capa puesta bajó a las mazmorras, a la habitación que compartía con su madre allí.
Al intentar viajar en la chimenea de la habitación le sucedió lo mismo, no había ninguna duda, las chimeneas habían sido bloqueadas por el ministerio de magia después del reciente ataque.
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¡Lily estás viva!
RomanceUna mujer despierta de un larguísimo letargo, aterrada y confundida ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que han pasado muchos años y que se perdió toda la infancia de su hijo? El mundo parece haber dado un giro de 180 grados en el mundo mágico y much...