Por la mañana todas las familias se levantaron temprano para empacar ya que tenían que irse de vacaciones de navidad. Así que en cuanto terminaron se fueron al gran comedor.
En la mesa de Gryffindor volvían a desayunar también los Malfoy, Lestrange y los Lovegood como invitados. Nuevamente una bandada de lechuzas entró para hacer sus entregas, mientras Harry, Sirius, los gemelos y Xenophilus se reían frotando las palmas con malicia.
—Vamos a ver que nos trae Skeeter esta vez —anunció Lily con ironía mientras desenrollaba su ejemplar de El Profeta que una lechuza dejó caer.
En realidad ella estaba nerviosa de modo que desenrolló el periódico con dedos temblorosos, después lo colocó sobre la mesa mientras se dejaba llevar por sus pensamientos. Se estremeció con tan solo recordar lo que había sucedido la noche anterior en el pasillo de las mazmorras...
¿Y si Skeeter de alguna manera se las había arreglado para tomarles otra foto a ella y a Severus? Esta vez sí sería verdad, no sería ningún invento de la periodista. Severus realmente la había besado y ella por su parte lo había ¿disfrutado? ¡No! Eso no podía ser posible —pensó. ¿Estaría traicionando la memoria de James?
Sin darse cuenta elevó la vista hacia la mesa de los profesores.
Severus la estaba mirando así que ella casi instintivamente desvió la mirada de nuevo hacia su periódico y se asustó cuando leyó el apellido «Potter» en la primera página pero luego le volvió el alma al cuerpo al comprobar que el titular solo decía:
Los Potter ganan la tercera prueba del torneo entre padres e hijos
Los gemelos y Harry no pudieron contener más la risa.
—¿Pero qué les pasa a ustedes tres? —preguntó Neville extrañado—. Desde hace rato están demasiado raros.
—Es cierto —confirmó Draco—. ¿Qué se traen entre manos?
—Espero que no sea nada malo —añadió Hermione mirándolos con suspicacia.
—Si están tramando algo no entiendo por qué no me invitaron —saltó Ron dolido.
—Fue muy rápido, Ron —se excusó Harry mientras reía —, pero te aseguro que yo no lo planeé.
—¿De qué hablas, cariño? —preguntó Lily empezando a preocuparse.
—Ya lo verás, Lily —respondió Sirius frotándose las manos.
—¡Creo que ya es hora —dijo Xenophilus mirándolos a todos mientras colocaba sobre la mesa una revista—. La edición de esta semana de El Quisquilloso ya está lista. Yo la edité desde aquí e imprimí el primer ejemplar pero se lo envié a un buen amigo mío que trabaja conmigo para que lo reprodujera y distribuyera.
Luna alzó la mirada por encima de las mesas y notó que todas las personas además de El Profeta leían El Quisquilloso con la mandíbula casi desencajada.
—¡Wow! Sí que has vendido muchos ejemplares esta semana, papá —comentó la rubia con entusiasmo.
—¡Ah! Eso es porque me encargué de promocionar muy bien esta edición —respondió su padre—. ¿No recuerdas que ayer antes de terminar la fiesta de la tercera prueba me subí al escenario y le pedí a todos que compraran El Quisquilloso porque verían allí algo que los dejaría pasmados?
—¡Ah sí! Lo recuerdo —dijo Luna.
Todos miraban a Xenophilus con expectación mientras este trataba de desatar la revista que estaba hecha un rollo. Un momento después la desplegó y le mostró el titular a todos:
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¡Lily estás viva!
RomanceUna mujer despierta de un larguísimo letargo, aterrada y confundida ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que han pasado muchos años y que se perdió toda la infancia de su hijo? El mundo parece haber dado un giro de 180 grados en el mundo mágico y much...