Luego de la reunión en el haya del lago todos se dispusieron a entrar al castillo, a sus salas comunes o a sus habitaciones para descansar, pero antes de que Lily entrara en su habitación le dio a Severus una bolsa de papel con el emblema de Honey Dunkes que contenía varios pasteles de chocolate en forma de calderos que a él tanto le gustaban.
Por la noche durante la cena en el gran comedor, todos comentaban el cambio del profesor Snape. Lucius le hizo señas a éste desde la mesa de Slytherin, que era donde estaban cenando, para que se acercara a comer con ellos. Él negó con la cabeza y todos intuyeron que se debía a Sirius.
—Debes aprender a controlarte, Sirius, ya no eres un niño —lo reprendió Narcisa.
—Prima, yo no tengo la culpa de que él no quiera venir a cenar con nosotros, él se lo pierde —respondió el animago encogiéndose de hombros, restándole importancia al hecho.
—Eso es cierto —confirmó Harry divertido.
—¡Harry! —increpó Lily con un tono admonitorio que casi nunca empleaba con él.
Bien y hablando de otra cosa —dijo Lucius para cambiar el polémico tema de conversación—.¿Qué lograron ustedes dos en Hogsmeade? —preguntó a los gemelos.
—Hablamos con el dueño de Zonco —respondió George alegremente.
—¿Y qué les dijo? —volvió a interrogar el patriarca de los Malfoy.
—Está dispuesto a vender —contestó Fred.
—Y nosotros a comprar —añadió George—. Ya tenemos el dinero.
—¡Eso es grandioso! —exclamó Lucius—. Yo me encargaré de financiar la mercancía. Por lo que puedo ver ya tendremos nuestra primera sucursal de «Sortilegios Weasley» en Hogsmeade, y ya sumamos entonces dos tiendas en Gran Bretaña con la del callejón Diagon.
—O «Sortilegios Weasmalf» como George y yo hemos decidido llamarla de ahora en adelante —añadió Fred—. Como te habrás dado cuenta es una combinación de nuestros apellidos.
—Suena realmente muy bien —analizó el rubio con emoción, abriendo todavía más sus ojos grises—. Me gusta, mañana mismo iremos a Hogsmeade a hablar de negocios con el dueño de Zonco. Por mi parte les puedo informar que he conseguido tres almacenes fuera del país, para abrir más sucursales como les prometí.
—¡Wow! ¡Qué bueno! —exclamó George con entusiasmo—. ¿Y en cuales países? Nosotros también hemos conseguido un almacén fuera del país.
—Así ya sumamos seis entre todas —calculó Fred con entusiasmo—, y aún se nos están ocurriendo más ideas para crear nuevos trucos.
—¡Estupendo! —contestó Lucius—. Díganme ustedes primero en qué país consiguieron el almacén que luego convertiremos en tienda, y después yo les contaré donde conseguí los demás.
—Bueno, conseguimos un viejo local en Francia que pertenecía a un tío de la tonta esposa de nuestro hermano Bill —contestó Fred.
—¡Fred, por favor! —lo reprendió Hermione.
Los demás rieron.
—Él estuvo dispuesto a vender y nosotros compramos —continuó Fred dándole unas palmaditas en el hombro a Hermione—. en realidad el convenio lo hizo nuestra querida cuñada, que es la que domina el idioma.
—¿Y en qué lugar de Francia está ubicado el almacén? —indagó Arthur.
—Está en París —contestó George.
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¡Lily estás viva!
RomanceUna mujer despierta de un larguísimo letargo, aterrada y confundida ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que han pasado muchos años y que se perdió toda la infancia de su hijo? El mundo parece haber dado un giro de 180 grados en el mundo mágico y much...