Apretó el gatillo. El disparo salió y pegó justo en medio de sus ojos. Liza estaba en shock, miro sus manos, los guantes tenían un poco de sangre salpicada al igual que su ropa. Lo había hecho. Había matado a un hombre. Miro el arma, deseó tirarla pero se la tenía que llevar si no daría pruebas.
Su corazón comenzó a acelerarse. Miro a Don Capri, sus ojos y su boca estaba abiertos, tenía una mirada de horror. Liza se acercó y se los cerró; sólo eso haría por el.
Recogió todo y revisó varias veces si no dejaba nada, no se preocupó mucho por dejar cabellos o huellas, seguramente en este lugar habría miles de ellas.
Salió casi corriendo, pero sin llamar mucho la atención. Caminó por el pasillo, con el corazón desbocado, tenía los nervios de punta. Se dirigió con el chico de nuevo, quien le dio la ropa, sin intercambiar palabras, se puso su ropa de nuevo. Dio un pequeño ademán el chico sólo sonrió, guardo sus cosas y salió por la puerta trasera.
Mientras caminaba hacia Jack, no dejaba de pensar en lo que había hecho. Jamás se hubiera imaginado que sería capaz de matar al alguien.
Una familia había perdido a su padre, esposo e hijo. Pero estaba segura que no lo entrañarían mucho más sabiendo en donde había muerto. Recordó lo de su familia, la ira fría comenzó a apoderarse de ella, estaba segura de que lo que hacía, matara a quien tenga que matar.
Jack vio que se acercaba, llevaba puesto el vestido, se dio cuenta que su mirada estaba ensombrecida, sus ojos no expresaban nada. Entonces sintió un extraño hueco, tal vez no fue la mejor decisión mandarla a ella, debieron de mandar a un asesino a sueldo, pero no lo hicieron para dejar pistas. Liza sólo le dio una rápida mirada para entonces dirigirse al auto con Connie.
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Al día siguiente, Liza despertó con una gran culpa sobre sus hombros, pero luego pensó en su Familia y el plan que llevaría ya no sólo era venganza sino también algo más.
Bajo a desayunar con su familia pero para su sorpresa no estaban en el comedor, estaban en la sala viendo la televisión. La noticia ya había salida: La Muerte del empresario Don Capri.
Todos estaban asombrados, Don Capri era conocido como un hombre sumamente respetable y caballeroso. Y el hecho de que fuera encontrado en ese lugar, rompía cualquier signo de honor, había quedado de alguna de una u otra forma manchado su honor, el hecho de que fuera del encontrado muerto de esa forma todavía lo empeoraba más.
-Que hombre tan más asqueroso.
-No sabía que Antonio tenía esos gustos -dijo Don Marcone, Liza miró un momento a su padre y se preguntó si el alguna vez visitó esos lugares, para estar con jóvenes de 17 años o menos.
Y como si su hermano hubiera pensado lo mismo preguntó.
-¿Tu has estado en un lugar así?
Don Marcone lo vio sorprendido, al igual que todos nadie cuestionaba lo que hacia o dejaba de hacer el Don, pero desde aquella muerte, la forma de ver del Don cambio mucho.
-¡Por supuesto que no! -dijo rápidamente -Yo amaba demasiado a su madre, como para buscar otras tentaciones- exclamo diciendo.
-Según informes se cree que el asesino, pueda ser un hombre, ya que la víctima presentaba golpes en su cara y torso, procedentes de alguien con experiencia en pelear... -dijo una reportera que hablaba de la historia.
Liza rio para sus adentros, estaba por una parte mas tranquila, tenia la pista de un asesino hombre mas alto y fuerte que ella, no tenia pruebas de que hubiera podido ser ella; en aquel lugar no tenían cámaras de seguridad por lo que seria imposible determinar con quien entro, si nadie al parecer los vio, y aunque los hubiera visto no querían problemas con la policía por encontrarse en aquel lugar. Parecía el crimen perfecto...