30.- Ganando el respeto

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Habían pasado las semanas, y Liza cada vez más era poderosa.

En las últimas semanas había viajado por el país, haciendo alianzas con todos los contactos e influencias de su padre. La mayoría de ellas, les impresionó ver que Liza era quien manejaba todo el imperio, pero de todas formas dieron su apoyo, y a los que no ella supo convencerlos, con algunas técnicas de persuasión.

Para Liza habían sido los días más estresantes de su vida. Tener el peso del imperio en sus hombros, más seguir yendo a la universidad, (que aunque La Familia estaba en una crisis decidió no dejar truncada su carrera), le era bastante difícil pero como podía trataba de pasar todo, por suerte el año escolar terminaría muy pronto y tendría todo el verano para encargarse de ellos con toda la atención.

—Señorita Marcone —dijo Marco entrando a la habitación.

Liza estaba viendo por el mismo balcón de donde le habían disparado a su padre, le parecía bastante extraño estar ahí.

Charlotte se había dado a la fuga. Ella la estaba buscando hasta por debajo de las piedras. La encontraría y no tendría piedad por ella, la mataría. En cuanto a Rafael sus restos habían sido llevados a Sudamérica con su familia.

Mientras que su padre y Angelo, seguían igual, no daban indicios de mejora, aunque tampoco de empeorar.

—Dime —dijo ella aún apreciando la vista, era hermosa y le causaba un enorme coraje.

—Hemos estado bien –miro su agenda– Thomas se encargó del joven que le daba problemas a la hija de la pastelera, tu hermana se encargó del asunto del muchacho inmigrante, y en agradecimiento nos mandaron esto —dijo dejando en la mesa una canasta llena de pasteles, postres y dulces, que se veían deliciosos.

—Lleva eso abajo y dáselos a la servidumbre, que se lo coman ellos —dijo sin ponerle mucha atención.

—Pero... Se ven tan apetitosos. ¿No quiere probar al menos uno? —preguntó Marco observando con ganas la canasta.

—Quédatela si quieres –Liza sonrió– ¿Alguna otra cosa? —dijo Preguntó.

—Ah...¡Si! —Dijo Marco desviando su mirada de nuevo hacia la agenda —El Señor Gómez quiere una cita para hablar contigo.

—¿Quién? —dijo sin poder creerlo.

—Si, el Señor Gómez —afirmó Marco.

—¿Qué es lo que quiere? —

—Dice que solo quiere hablar contigo, proponerte un negocio —inquirió él.

Liza pensó en sus palabras. El Señor Gómez era el jefe del Cartel de los Coyotes. Ellos controlaban el 85% de drogas en el mundo, eran provenientes de México. Todos lo conocían por ser un hombre increíblemente poderoso. Y Liza no entendía por qué demonios quería proponer un negocio.

—¿Dijo sobre qué era? —

—No, dijo que solo eso lo hablaría contigo —exclamó

Liza hizo una mueca, aquello no le daba muy buena espina.

—Tu padre ya había hablado antes con él –le dijo como si hubiera leído su mente –El Don había concertado una cita para un día después de la fiesta, pero como ves, no se pudo.

La Reyna de la Mafía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora