Capitulo 39.

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Nicholas alzó ambas cejas en señal de pedirle a Ed —quien había interrumpido su casi conseguida huida— que comenzase a hablar.

— Dígame, ¿qué desea? —cuestionó Nick apoyando una de sus manos sobre el coche y hablando de manera educada. Lo cierto es que no sabía cómo salvar la situación. Ni siquiera si quedaba algo que salvar.

— No hagas como si no me conocieras, Jonas —espetó Ed ceñudo tomándose la libertad de tutear a Nick sin permiso— Ambos sabemos dónde y por qué nos hemos visto antes.

La mirada que lanzó sobre él no fue nada amigable, semejante a la fiereza con la que se tira un león hambriento sobre su presa indefensa.

— Sí, por suerte o por desgracia así es —hizo una pequeña pausa. Estaba dispuesto a pronunciar palabra, pero la voz de Ed le interrumpió.

— Me he tomado la libertad de investigar un poco sobre ti, lo cuál me ha sido un poco difícil porque no todo el mundo se arriesga a abrir la boca —admitió con los ojos entrecerrados. Había dicho más que suficiente para saber por dónde conduciría la conversación— ¿Tienes a todo Chicago sometida?

— Solo la zona este —musitó con una sonrisa burlona. Se aguantó las ganas de preguntar a dónde quería llegar con todo esto. Pero pensó que tal vez se divertiría, así que decidió jugar un rato.

Le sostuvo la mirada. Podía notar lo desafiante que podía llegar a ser, cualidad que le gustaba en sus contrincantes.

— Hijo de Denise y Paul, fallecidos en un accidente de tráfico. Veinticuatro años, adoptado a los diez por la familia Sanford. Dueño junto a su socio del club «Long life», en el centro de la ciudad.

— Veo que has hecho bien tus deberes de investigación —le interrumpió Nick. Ed esbozó una media sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Había olvidado por un momento que estaba frente a su abogado, frente a la persona que tendría que defenderlo de ir a la cárcel; y por el tipo de conversación que estaba teniendo lugar, no parecía que la cosa fuera bien.

— Todavía no he mencionado lo mejor —Nicholas tragó saliva, podía imaginar qué venía a continuación—; narcotraficante —justo, lo que él decía— Ese pequeño detalle no me parece que coincida con alguien inocente cuando le acusan de posesión de armas y psicotrópicos. ¿Y a ti?

Nick cerró los puños con fuerza. Ahora que se lo había escupido a la cara era más real; todo se había complicado. ¿Qué coño iba a ser de él ahora? Recuperó el aire que por un momento había dejado de inhalar y mantuvo la compostura, evitando que Ed pudiera leer algo de temor en su mirada.

— A mi tampoco me parece propio de un abogado investigar la vida de alguien, sino más bien de un agente del FBI —masculló imitándolo, jugando a su juego. Ed soltó una carcajada ahogada.

— Mi trabajo es defender a mis clientes. Me gusta investigarlos cuando ellos evaden información importante —sabía que se refería a su trabajo, no había que ser demasiado listo para percatarse.

— ¿A dónde quieres llegar con todo esto, Ed? —cuestionó Nicholas cansado y temeroso. Su futuro dependía de él.

— ¿Sabe mi hermana a qué te dedicas? —preguntó evadiendo su pregunta, aunque tal vez era la clave para saber a dónde quería llegar.

Ésta vez fue Nick quien soltó una carcajada ahogada.

— Mi trabajo es un secreto a voces —admitió. La mitad de la ciudad lo sabía— Y sí, lo sabe. Se lo dije desde el primer día.

No mentía, aún recordaba cuándo se lo había dicho a Jesica; la primera vez que quedaron, cuando se la llevó a McDonalds. «Un lugar muy acertado», comentó su cerebro. Ed se calló, lo cierto es que no esperaba una respuesta afirmativa con respecto a esa pregunta.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora