Capitulo 49.

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No había dejado de llover en toda la noche y a juzgar por el aspecto del cielo al amanecer, la cosa no parecía que fuera a cambiar demasiado. El invierno cada vez se iba adentrando más en Chicago y la lluvia era el primer acto de bienvenida.

Los pocos rayos de luz que se colaban de entre las nubes se reflejaban sobre el cristal de la ventana de Nicholas, incidiendo levemente sobre su rostro. Su brazo izquierdo rodeaba la cadera de Jesica, quien sentía la respiración de su amante sobre su oído, lo cual la hacía relajarse tanto que parecía encontrarse inconsciente. El pecho de Nick acariciaba su espalda desnuda con cada respiración, sus cuerpos parecían encajar a la perfección como piezas de puzzle.

Nicholas elevó sus párpados y con dificultad se acostumbró a la luz solar —apesar de ser escasa. Cogió una bocanada de aire, reflejo de haber dormido como un bebé. Echando un pequeño vistazo alrededor, visualizó en su cómoda un pequeño iPod azul sobre una plataforma que contaba con dos altavoces. Sonrió con esa expresión de recién levantado cuando los recuerdos de la pasada noche lo azotaron dulcemente. La ropa de Jesica —su uniforme de oficial de policía— yacía en el suelo frente a los pies de la cama mientras que la de Nick estaba dispersa alrededor de la habitación como señal de las ganas que lo poseyeron ayer por hacer a Jesica suya. Tras acabar de echar el vistazo a la habitación, se elevó un poco sobre la cama para alcanzar mejor el oído de Jes.

— Buenos días, dormilona —susurró. Sintió cómo el cuerpo de su compañera era sacudido por un escalofrío placentero a primera hora de la mañana.

Jesica se giró sobre si misma aún con los ojos cerrados quedando frente a Nick.

— ¿Es obligatorio despertarse? —preguntó con la voz más ensoñiscada que Nicholas había oído, le fue imposible no esbozar una tierna sonrisa.

Sin necesidad de tener una excusa, acercó sus labios a la frente de Jesica y depositó un débil beso. Se sentía como un agradecimiento por la noche anterior y la sorpresa tan agradable que había recibido Nick. Jes abrió los ojos y lo contempló frente a ella. Posó su mirada en sus carnosos labios, pero la apartó pronto temiendo no ser responsable de sus actos. La trasladó a cada uno de los lunares que adornaban su rostro, visto de cerca Nicholas parecía casi angelical. Sus largas pestañas cubrían unos ojos marrones capaces de hipnotizarte de por vida. Visionó la incipiente barba que crecía alrededor de su mandíbula, no pudo resisitirse y acabó acariciándola con sus finos dedos. Parecía estar en trance; tal vez porque acababa de despertarse o quizá por el efecto que tenía Nick sobre ella. Y a decir verdad, la opción que tenía más posibilidades era la segunda.

— ¿Qué tal has dormido? —preguntó Nicholas sin importarle que los dedos de Jesica vagasen por su incipiente barba.

— Mejor que nunca —admitió con una sonrisa tímida— ¿Y tú?

— Genial. Hace bien eso de tener compañía a la hora de dormir.

— Ya, por eso te has empeñado todo este tiempo en hacer que cada chica de Chicago pasase por tu cama, ¿no? —dijo rodando los ojos y dejando de acariciar su mandíbula— Era una forma de conciliar mejor el sueño, ¿verdad?

Nick carcajeó haciendo que sus hombros se moviesen libremente por la contracción de su pecho al reír.

— ¿Vamos a comenzar a discutir tan temprano o me vas a explicar a qué se debió lo de anoche? —cuestionó con intriga a su vez que evadía el otro tema. Con su dedo índice fue trazando círculos en el brazo de Jesica.

— No sé, quería sorprenderte —aseguró sinceramente. No tenía ningún motivo especial guardado debajo de la manga, realmente le apetecía hacer algo nuevo e ingenioso y le pareció una idea estupenda.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora