Capitulo 31.

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Los chorros calientes salían disparados por el grifo de la ducha de Nicholas. Incidían sobre su cuerpo sin piedad produciéndole una sensación agradable de relajación. Notaba como sus músculos se distendian con el paso del agua sobre su espalda. Ahora que tenía tiempo para estar solo —lo cual no le había sido posible durante todo el día— pensaba en innumerables cosas. Recapacitaba sobre los actos llevados esa misma mañana en el taller mecánico de Joseph. Pasaban las nueve y media de la noche, por lo cual estaba seguro que Joe ya estaba enterado del asunto. No tenía miedo, si era sincero. El único miedo que poseía era que la situación se le fuera tan de las manos que acabase dañando a gente importante para él, tal como su madre o incluso Jesica. Sabía que esa guerra llegaría a su fin tarde o temprano y confiaba en que fuera él el vencedor. Sucediera lo que sucediese, tenía claro que ahora debía cubrir sus espaldas mucho más que antes.

El césped del jardín estaba húmedo, señal que los aspersores habían sido conectados no hacía más de media hora. Nicholas llevaba cerca de diez minutos contemplando la casa desde su coche. La única luz de la casa que estaba encendida era la de la sala de estar —por lo que pudo recordar Nick de aquella noche que se quedó a dormir in fraganti.

Caminó por el pequeño paseo de piedra que llevaba hasta la puerta principal y golpeó un par de veces con sus nudillos. Escuchó pasos que se acercaban con parsimonia segundos antes de que alguien apareciera por el marco de ésta.

— ¿Estás lista? —pronunció cuando la vio aparecer.

Esperaba encontrarse a Jesica sin arreglar, sin recordar que Nick había reservado esa noche solo para que la dedicara a él. Mas era incorrecto, estaba más que lista.

— La puntualidad es algo que no va contigo, ¿no? —soltó de repente sin siquiera contestar a su pregunta.

Realmente había llegado puntual, incluso un par de minutos antes. Pero había preferido esperar apoyado en su coche. Tal vez para no mostrar que tenía ganas de verla o para mantener esa postura de chico despreocupado.

Jesica cerró la puerta de casa con llave y se dirigió al coche junto con Nicholas.

— ¿A dónde vamos? —preguntó tras ponerse el cinturón de seguridad.

— No puedo decirlo.

— ¿Es que eres de la policía secreta? —bromeó Jes.

Nick arrancó el motor.

— Veo que estás muy «toca pelotas» hoy, ¿no? —Jesica soltó una carcajada.

— ¿Cómo llevas la herida? —quiso saber dejando atrás el tema de a qué lugar se dirigían.

Jes le levantó la camisa de cuadros con cuidado de no distraerlo mientras estaba conduciendo. Le echó un pequeño vistazo, no se encontraba hinchada ni rojiza, lo cual le dio buenas vibraciones. Le bajó la camisa en cuanto terminó de examinarla.

— Aprovechas cualquier momento para ver mi fornido pecho, ¿te das cuenta? —hizo una pequeña pausa para apartar su mirada de la carretera y contemplarla.

— Sí, sobretodo fornido —soltó Jes en una gran carcajada. Sabía de sobra que Nicholas tenía un buen torso, al igual que sabía que él había exagerado a la hora de hablar.

Conforme el tiempo corría, más oscuridad se trasladaba a la carretera. Las farolas ya no alumbraban los laterales de la acera y las luces del mustang de Nicholas solo enfocaban al pavimento. Jes intentaba descubrir algo que le delatase a dónde se dirigían mirando por la ventana, pero no conseguía ver mucho más que su reflejo en el cristal. En una de esas ocasiones, captó de lleno a Nicholas mirándola. Acababa de apartar su mirada momentáneamente del asfalto y ambas se cruzaron en el reflejo del cristal. Jesica sonrió dulcemente, a lo que Nick contestó con una sonrisa de lado segundos antes de regresar su mirada a la carretera. Jes sintió una especie de escalofrío recorrerle por todo el cuerpo, lo que hizo que se retorciese en su asiento. Quisiera o no admitirlo, su visión hacia Nicholas durante el tiempo que llevaban conociéndose había cambiado mucho. Tanto, que llegaba a verlo de otra manera.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora