Capitulo 7.

948 46 1
                                    

Nicholas se encontraba tumbado en la cama con sus brazos estirados. Después de dejar a Jesica en su casa, regresó a la suya y se bañó. Ahora se encontraba ahí, con su mirada puesta en el techo blanco de su cuarto y pensando montones de cosas a la vez. Portaba un pantalón corto oscuro y no llebaba camiseta. Su torso levemente formado quedaba libre de cualquier carga, subía y bajaba en una respiración tranquila.

Alex aún no se había puesto en contacto con él y cada vez le inquietaba más. Pero cinco minutos después de tener su último pensamiento hacía él y comenzar a analizar la noche con Jesica, su teléfono móvil comenzó a sonar. Se medio incorporó para poder cogerlo de la mesilla de noche y volvió a su posición inicial, no sin antes mirar quién era el que llamaba. «Alex», reflejó la pantalla. Una sensación de tranquilidad le invadió de repente, aun sintiendo nervios por si algo había ido mal.

— Todo solucionado, hermano —pronunció Alex cuando Nick descolgó. Ni siquiera le dio tiempo a saludar.

Nicholas resopló, aliviado del todo. Esas simples palabras indicaban que todo estaba bien, incluido él.

— La próxima vez que vuelvas a tardar tanto en ponerte en contacto conmigo te corto las pelotas —dijo vulgarmente Nick en forma de amenaza.

Alex carcajeó sonoramente.

— ¿Estabas preocupado por mí? Oh, que bonito —espetó él cambiando el tono de su voz a uno dulce, totalmente fingido— La nena se preocupa por el nene.

— No lo estaba por ti, sino por el negocio. Así que puedes ir abandonando esa idea —musitó Nick con tono seguro, aun sabiendo que estaba mintiendo.

Alex calló unos segundos, al parecer se había creido las palabras de su amigo.

— ¿Ah, sí? Pues el nene no le va a dar una noche de placer a su nena, por egoísta —se quejó el chico rubio aún con ese tono.

Emitió una carcajada al acabar su frase. Carcajada que acompañó más tarde Nicholas.

— ¿Todo ha ido bien, nada por lo que deba asustarme? —quiso cerciorarse Nick.

— No. Le hemos dejado todo arreglado a la nena para que no tenga que preocuparse por nada —dijo Alex refiriéndose a Nicholas.

— Mañana te parto la boca —pronunció él en tono bromista— Me voy a dormir, que es mejor opción que hablar contigo.

Alex soltó una risa a través de la vía telefónica.

— Buenas noches, mi nena —continuó con la broma.

Nicholas prefirió colgarle antes de contestar, haciéndolo esperar por una respuesta hasta que escuchase el pitido que le indicaba que la conversación había finalizado.

Dejó de nuevo el teléfono en la mesilla de noche, abrió la cama y se metió en ella dispuesto a conciliar el sueño. Pensó en retomar el tema al que estaba dándole vueltas segundos antes de que Alex llamara —su cita con Jesica— pero prefirió ponerse en las manos de Morfeo. Recapacitarlo le iba a llevar más tiempo y estaba cansado. Por lo menos esa era la escusa que se ponía así mismo para no ponerse a pensar en ella. Aunque iba a tener un problema esa noche; Jes se iba a colar en sus sueños apesar de que él no lo fuera a recordar al día siguiente, solo se mantendría un vago recuerdo que haría que se preguntase así mismo «¿por qué?».

Jesica se encontraba con Evelyn desayunando. Su mejor amiga la había despertado al llamarla por teléfono para invitarla. A causa de ello, Jesica se despertó de mal humor. Pero tras las dulces palabras de Evelyn tales como que quería pasar tiempo con ella y que extrañaba sus momentos a solas, el enfado desapareció. Ese tipo de comentarios solían ablandar a Jesica, y con mayor motivo si procedían de su mejor amiga.

— ¿Cómo te lo pasaste en la fiesta? —preguntó curiosa Evelyn mientras mojaba un croissant en su café con leche.

Aunque la fiesta había sido varios días atrás, ellas no habían tenido la oportunidad de verse.

— ¿En la fiesta? —cuestionó Jesica levantando su mirada de la taza blanca a la vez que por su cabeza corrían los recuerdos de aquella noche. Evelyn asintió— Estuvo muy bien, la verdad —admitió ella con una sonrisa en su boca.

— Seguro que ligaste mucho. A mi se me acercó un chico que, estaba bastante bien la verdad, pero luego vino otro a molestarme y ... —Jesica desconectó por un momento, ya no escuchaba lo que le estaba contando su amiga. El recuerdo de Arthur apareció veloz en su cerebro, lástima que no se estuviera yendo del mismo modo.

— Me encontré con Arthur —espetó Jes interrumpiendo a su amiga sin ninguna mala intención. Los ojos de ésta se agrandaron, por poco su croissant cae a la mesa de madera de la cafetería.

— ¿Qué? —pronunció Evelyn con un pequeño hilo de voz, su garganta se había quedado seca.

Ella era una de las pocas personas que sabía la historia que se escondía detrás. Realmente, solo la conocían personas de su total confianza como su padre, su hermano o Evelyn. Ahora también Nicholas, y había algo que no le terminaba de encajar en eso. Ya que él no era alguien de su total confianza cuando se lo contó y mucho menos lo conocía de hace tiempo. En cambio, pudo soltarlo con tranquilidad y eso la ponía nerviosa. Siempre había sido una persona que necesitaba saber el por qué de las cosas, y en este caso, no lo tenía.

— Nick Jonas evitó que ocurriera algo —pronunció Jesica de modo que Evelyn supiera de quién estaba hablando y a qué se refería. Dudaba que no fuera a acordarse de Nicholas, ya que fue ella misma la que le dijo su nombre.

Los ojos de su mejor amiga crecieron —si es que fuera posible— causando un gesto de asombro un tanto gracioso. Jes procuró no soltar una carcajada, aunque le fue difícil.

— ¿Has dicho Nick Jonas? —ella asintió— ¿Nos referímos al mismo Nick Jonas? —asintió de nuevo— ¿El mismo Nick Jonas al que le lanzaste una copa a la cara? —Jesica repitió su acto anterior. Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara al recordar aquello, y aunque quisiera disimularla era notable— ¿El mismo Nick Jonas dueño de «Long live»? ¿El mismo Nick Jonas que odiabas hace apenas unos días?

— ¿Asentir la primera vez con la cabeza no te parece una respuesta afirmativa, Evelyn? —bromeó Jes tras el contínuo cuestionario de su amiga.

— Es que no me entra en la cabeza —admitió.

— Siempre la has tenido muy dura —Evelyn le dedicó una mirada asesina, a lo que Jesica respondió con una sonora carcajada— Si eso te parece increíble, espera a que te diga lo siguiente.

— ¿¡Hay más!? —preguntó ella anonadada, dando un golpe en la mesa. Esperaba que ninguna camarera o la dueña de la cafetería la hubiera visto, no deseaba que la echaran del local en el momento más jugoso.

— Realmente no le odio, sino que confundí las cosas. Y ayer quedamos —intentó excusarse aunque no era del todo cierto, pues Nick seguía siendo un tanto capullo. La sorpresa de Evelyn iba en aumento.

— Estás mintiendo, ¿no? —cuestionó. Conocía muy bien a Jesica y sabía que no era de quedar con semejantes capullos como Nick. Ella negó con la cabeza.

— Eso no es lo peor... —comenzó bajo la atenta mirada de Evelyn que pedía saber más— Le conté lo que sucedió con Arthur.

— ¡¿Qué?! —casi gritó. Evelyn comenzó a tener miedo, debía mantener la calma o acabarían echándola para siempre de allí. Se irguió en su asiento y flexionó el cuerpo, acercándose a Jesica en busca de más información.

— Eso sí que no me lo creo —admitió.

— Yo tampoco me lo creía, pero así fue —dijo Jes tomando un trago de su café, el cual se había quedado un poco frío después de todo.

— Contarle a una persona que conoces de poco y con la que no te llevabas bien lo que pasó con Arthur.. —analizaba Evelyn en voz alta— No, sigue sin entrarme bien en la cabeza.

— ¡Cállate, porque a mi tampoco! —admitió Jesica con un tono gracioso.

Evelyn carcajeó.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora