Capitulo 6.

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Jesica y Nick habían llegado a su destino hacía unos diez minutos. El camino en coche no se hizo especialmente pesado, Jes se evitó preguntar a qué se debía que él necesitase salir a desahogarse pero no quiso ser indiscreta. Esa pregunta le iba rondando en la cabeza desde hacía bastante rato, pero esperaría el momento oportuno.

— ¿McDonalds? ¿En serio? —preguntó Jes cuando se bajó del coche junto con Nicholas y vio el gran letrero del local— ¿Dónde quedó eso de invitar a la chica a un restaurante caro?

— ¿Y dónde quedó la chica? —vaciló Nick sabiendo a ciencia cierta que eso le haría rabiar a Jesica. Él carcajeó mientras su rostro se tornaba a enfadado y dolorido por su comentario.

Nicholas le tendió la puerta, dejándola pasar primero como todo un caballero. Fue un acto que a Jes le sorpredió gratamente. Ninguno con los tíos que solía salir habían tenido ese detalle con ella solo si luego acababan en la cama. Y sabía que las intenciones de Nick no eran esas, o por lo menos no de momento.

Fueron a pedir para más tarde coger una mesa cercana al gran ventanal que se encontraba en el segundo piso, ya que contaba con dos plantas.

— ¿Dos hamburguesas? —preguntó Nick al tomar asiento frente a Jesica.

— Sí, siempre me han gustado mucho —confesó tímida. «Cualquiera lo diría» pensó Nicholas a juzgar por su cuerpo. Ya que conservaba una bonita figura.

— ¿Y al entrar te quejabas de que hubieramos venido? —cuestionó indignado— Mujer tenías que ser, cualquiera os entiende.

— Ese comentario ha sonado machista —pronunció Jesica levantando poco a poco la vista de su hamburguesa, la cual estaba preparando para darle el primer bocado— Retíralo si no quieres sufrir una muerte lenta y dolorosa.

Nick rió por el tono empleado por Jes.

— Oblígame —retó, mas ella prefirió olvidar el tema.

Pasaron una velada agradable, justo lo que necesitaba Nicholas para olvidarse de los problemas surgidos con el negocio. En los cuales no había pensado desde la última hora y una ola de preocupación lo invadió sin saber qué estaría ocurriendo. Levantó la vista de su bebida casi acabada y se encontró con la mirada de Jesica quien le sonrió ligeramente, acto que lo calmó casi al instante.

— ¿Por qué necesitabas despejarte hoy? —preguntó ella llena de curiosidad, sintiendo que era el momento de saberlo. Aunque no estaba segura de que fuera así.

— Había tenido unos problemas en el trabajo —musitó con precaución acerca de lo que podría decir.

— ¿Qué tipo de problemas? —hizo una pausa para tomar un trago de su bebida y pensó mejor la pregunta— ¿A qué te dedicas?

Nick se calló un par de minutos. No estaba seguro de la respuesta que debería dar.

Contempló los ojos verdosos de Jesica y se maldijo por hacerlo, siempre habían sido un punto débil en su contra. Pero no pudo resistirse y se sumergió en ellos hasta el punto de sentir una fuerte confianza hacia ella. Algo que no le había sucedido antes.

— Al narcotráfico —pronunció con un tono de voz bajo para que nadie excepto ella pudiera oírlo. Al terminar su frase, esquivó su mirada. ¿Acaso se avergonzaba de a lo que se dedicaba? Eso nunca le había sucedido —excepto con su madre— y no esperaba que comenzara ahora.

Jesica asintió un poco sumida en las palabras que acababa de oír. Evelyn se lo había comentado, pero no creyó del todo que fuera cierto. Aparte, en su momento no le importó demasiado ¿por qué iba a importarle ahora?

— ¿Qué opinas? —preguntó Nick interesado por lo que tendría que decir, ya que desde hacía varios minutos no había abierto la boca. Y eso era raro en ella.

— Supongo que es un trabajo como otro cualquiera —intentó excusarlo— ¿Consumes? —cuestionó Jesica temerosa de la respuesta. Realmente deseaba que fuera una negación.

— ¡No! —alzó la voz involuntariamente por su pregunta. Bajó el tono tan pronto como se dio cuenta— Nunca lo he hecho y no voy a comenzar ahora. Simplemente me encargo de la parte del reparto —explicó.

Jesica sintió un consuelo enorme, ahora no parecía tan grave. «Siempre te han gustado las nuevas experiencias y los retos, ¿no? Pues éste es uno de ellos», se dijo así misma convenciéndose de que el oficio de Nick no era algo a lo que debería darle mucha importancia. Al fin y al cabo, solo era la parte del reparto —afirmaba él.

Pasaron una amena velada a base de comida rápida, sin dejar de lado los comentarios característicos de cada uno.

Nick le contó a Jesica lo que había ocurrido, el motivo de por qué se encontraba tan inquieto. Ella lo entendió perfectamente; si hubiera estado en la situación de Nicholas, posiblemente habría ido detrás del tal Joseph y su banda a dejarle las cosas claras. Y sabiendo lo impulsiva que llegaba a ser en imnumerables ocasiones, con mayor motivo.

Se dirigieron al aparcamiento mientras reían por el último comentario de Nick. Aunque más específicamente, quien se reía realmente era él puesto que Jesica intentaba no soltar una sonora carcajada. Intento que le estaba costando bastante.

Cuando llegaron a la altura del mustang de Nick, él fue a tenderle la puerta a la misma vez que Jesica alargaba la mano. Paró su acto al percatarse y la fragancia de Nicholas ascendió hasta sus orificios nasales mágicamente. Cerró los ojos sin darse cuenta por un momento, embriagándose del todo. Pero los abrió rápidamente con temor de que él lo hubiera notado, mas no fue así.

— No has retirado tu comentario machista —le recordó a modo de susurro casi sobre su oído.

Ese acto hizo que los pelos de la nuca de Nicholas se erizasen produciéndole un escalofrío, el cual disimuló muy bien.

Miró a Jesica, quien lucía un semblante de victoria. Le regaló una media sonrisa —aún manteniendo la posición— y añadió.

— No me has matado lenta y dolorosamente —musitó imitando el tono bajo y sensual de Jesica. Aunque podría asegurar que la parte que hacía atractivo el susurro de Jes había sido sin intención, pues pensaba que ella poseía sensualidad en sus actos sin ni siquiera pretenderlo.

— Algún día lo haré —expuso Jesica sin abandonar ese aliciente en sus palabras a la vez que se iba acercando a los labios de Nick. Ella, mientras tanto, mordía su labio inferior a propósito.

Nicholas intentó acortar la poca distancia que los separaba. No lo admitiría, pero estaba deseando probar los labios de Jesica. Quería comprobar si el aspecto haría juicio al sabor, aunque estaba casi seguro de que sí.

Cuando Jes lo tenía justo dónde quería; —frente a ella manteniendo el contacto visual y, practicamente, con la boca entreabierta— abrió la puerta del coche en un movimiento rápido y desapareció de su vista. Ahora se encontraba dentro del automóvil con una sonrisa angelical, como si eso le restara importancia a que acababa de dejar a Nick Jonas con la miel en los labios y un escalofrío aún rondando por su cuerpo.

Cuando él se percató de lo que acababa de hacer la astuta Jesica McAllen, maldijó mil veces para él mismo. Una de las cosas que más odiaba era lo que acababan de hacerle. Rodeó su coche y se montó en él aun con su rostro ciertamente enfadado.

— ¿Qué, no te ha parecido eso una pequeña muerte lenta y dolorosa? —espetó Jesica sin avergonzarse de sus actos recientes, aún conservando esa sonrisa angelical ahora con varios toques de victoria.

Nick la contempló apretando los dientes. Aunque su intención era transmitirle una mirada de odio, no lo consiguió del todo. Y si lo hizo, Jesica no se achantó por eso.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora