Capitulo 8.

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Nicholas estaba tranquilamente tumbado en el sofá de casa visualizando un programa cualquiera en la televisión. Su cabeza no le prestaba la atención suficiente como para saber de qué se trataba, él estaba más entretenido en qué podría hacerse de cenar esa noche. Le gustaba cocinar, pero ese día le apetecía algo ligero.

Había tenido un día tranquilo, así que había aprovechado para relajarse. Pero no le duró tanto la relajación cómo esperaba cuando alguien aporreó la puerta de su apartamento.

— Pero, ¿qué demonios..? —se preguntó a sí mismo en voz alta después de haber pegado un leve salto en el sofá. No esperaba a nadie, así que le extrañaba la situación. 

Se levantó del sofá y fue a abrir. Una cara conocida se presentó frente a él.

— ¿Qué pasa, hermano? —saludó enérgico Alex. Él rodó los ojos, tan solo era el pesado de su mejor amigo. Entró en casa sin permiso, sabía que no lo necesitaba— ¿Qué estabas haciendo aquí tú solo, eh? —Alex alzó las cejas un par de veces refiriéndose a un tema íntimo. ¿De verdad este hombre siempre estaba pensando en eso?

— No, te esperaba a ti para comenzar —le devolvió el comentario Nicholas. Alex carcajeó sonoramente mientras se tiraba, practicamente, sobre el sofá.

— Pues hoy no va a poder ser. Anda, cámbiate que nos vamos. Hemos quedado —Nick frunció el ceño, era la primera noticia que recibía.

— ¿Qué? —preguntó aún levantado mientras cerraba la puerta de casa.

— Deja de hacer preguntas y ve a ponerte algo decente —espetó Alex que lo miraba de arriba a abajo. Nicholas portaba una camiseta grisacea de manga corta, de las más antiguas que tenía y de las que más le gustaban, y unos vaqueros— Hemos quedado con un par de chicas para cenar.

— Perdona, dirás «has quedado» —puntualizó él corrigiendo a su amigo. Alex rodó los ojos a la vez que expulsó un suspiro.

— Sí, pero ahora me acompañarás. Venga, no te hagas el interesante. Te he conseguido a una chica que está bastante bien —confesó Alex alzando las cejas— Tendrás queja.

Nicholas pensó al instante, sin saber del todo por qué, en Jesica. Estuvo a punto de decirle a Alex que ya le había conseguido a una chica y que esa era Jes. Pero lo pensó dos veces antes de soltarlo. Por algún motivo, prefirió callarse. Es más, ¿qué importaba si salía a divertirse con su mejor amigo y un par de chicas?

— Está bien —acabó aceptando mientras se dirigía a su cuarto, al final del pasillo del apartamento.

— ¿Ves? Sabía que diciéndote eso te convencería —farfulló Alex con una sonrisa victoriosa poniendo sus pies sobre la mesa de la pequeña sala de estar.

Los chicos llegaron al lugar donde habían quedado con las dos pretendientas que había elegido Alex —que a saber de dónde las sacó.

— Bueno, por lo menos dime el nombre de «mi chica» —pidió Nick haciendo comillas con sus dedos.

— Steffany —contestó Alex mientras hacía la maniobra para aparcar.

Nicholas asintió con la cabeza. Ambos bajaron del coche tras haber estacionado y se dirigieron hacia el restuarante de comida tailandesa. Las chicas les estaban esperando sentadas ya a la mesa. Nick visualizó a ambas; una chica era rubia con los ojos marrones oscuros y cabello lacio, buen cuerpo. O por lo menos, eso podía asegurar el escote que portaba. Nicholas no pudo evitar alzar las cejas en un solo movimiento al verlo. Por el contrario, la otra chica era morena con cabello rizado y ojos azules. Era guapa, la intensidad de su mirada llamaba la atención. En cuanto a su figura, era parecida a la de su amiga; solo que ésta iba más tapada.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora