Capitulo 48.

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La noche del sábado cayó con más rápidez de la esperada. La brisa fría te hacía pensar dos veces en coger una chaqueta antes de salir de casa. El cielo estaba encapotado y la lluvia amenazaba con caer en cualquier momento, más no resultó ser un impedimento para los jóvenes de Chicago que querían salir a pasar un buen rato. El local estaba sorprendentemente a rebosar, el buen ambiente se transmitía hasta el final de la calle. Las camareras casi no daban a más atentiendo a tanta gente y en la pista de baile no cabía ni un alfiler. Iba a ser una buena noche de ventas, estaba claro.

A Nicholas le había costado conciliar el sueño la pasada noche, el asunto de Joseph no había dejado de dar vueltas en su cabeza. Estaba preocupado, pero sabía que no podía echarse atrás, no serviría de nada. Rendirse o achantarse ante el enemigo solo significaría la derrota, lo que era igual a renunciar a su vida. Si tiraba la toalla, Joseph no dejaría el asunto como un simple «tira y afloja» entre ellos; llegaría hasta el final y acabaría con Nicholas. Si su destino era perder, perdería luchando, pero no se rendiría como un cobarde.

Nick estaba recostado en uno de los sillones negros de la sala VIP, masajeaba sus sienes con sus dedos en un intento de que el dolor de cabeza disminuyera. No había desconectado de los problemas ni un solo segundo, lo cual no ayudaba a hacerlo sentir mejor.

— ¿Qué te pasa? —preguntó Alex cuando entró a la zona con lo que parecía ser un Gin tonic entre sus manos. Se sentó a su lado poniendo las piernas sobre la pequeña mesita blanca enfrente a ellos que hacía contraste con los sillones.

— La cabeza me va a explotar —se quejó su amigo intensificando el masaje de sus dedos.

— Esto seguro que te ayuda —dijo ofreciéndole su copa. Aparte del incesante dolor de cabeza, sentía tener el estómago revuelto, así que dudaba mucho que el alcohol lo ayudase a sentir mejor.

— Creo que paso —apartó la bebida con un leve movimiento de su mano.

— Vete a casa y descansa. Esta última semana ha sido bastante ajetreada.

— ¿Estás seguro? ¿Podrás encargarte de todo? —quiso saber Nick. No iba a mentir; estaba de acuerdo en irse.

Alex asentió, dejándole el camino libre a Nicholas para marchar a casa tranquilo. Él se haría cargo de la noche, por algo era uno de los propietarios. Antes de abandonar el local, se tomó un analgésico y partió rumbo a su mustang.

Nicholas entró en casa sintiéndose mejor, ya no le parecía tener un martillo eléctrico picando las paredes de su cerebro. Debería haberse tomado la pastilla antes, pensó. Incluso le facilitó dejar de pensar en sus problemas durante el trayecto de regreso. Se acercó al pequeño mini bar con el que contaba su sala de estar, cubrió un dedo del vaso con wishky. Ahora que su cabeza parecía despejarse del todo, no veía tan mal tomarse una copa. El ruido de unos nudillos golpeando la puerta de su entrada lo sobresaltó. Realmente no esperaba a nadie, pasaba la media noche y no era hora de visitas. Pensó que tal vez sería Alex requeriendo su ayuda por algo que pasó en el club, pero se sorprendió cuando abrió la puerta y se encontró un rostro muy familiar frente a él.

— ¿No me vas a invitar a entrar? —cuestionó una voz coqueta al otro lado de la puerta. Nicholas sonrió al comprobar cómo las palabra que había dicho hacía un par de días, le eran devueltas de la mejor manera.

Se echó a un lado mientras dejó pasar a su visita, no le quitó el ojo cuando pasó frente a él analizándola de arriba a abajo. Dio un trago a su whisky degustando las vistas que tenía frente a él, por primera vez el alcohol le sabía a poco.

Jesica sonrió picarona cuando entró a casa de Nicholas. Portaba una gabardina de color tierra que le llegaba más abajo de la rodilla, cubría incluso su cuello sin dejar ver mucho más allá. Pequeños círculitos oscuros decoraban la prenda a la altura de los hombros, al parecer había comenzado a llover mientras ella se dirigía a su destino.

El principal detonante [Fanfiction].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora