Buscando La Venganza Contra Mi Padre

La Noche

4 Meses despues...

Aquí estoy recordando esa noche...

La noche del 24 de Octubre, esa noche cuando empecé a sentir golpes en la puerta delantera de mi casa, yo estaba sola en ella y sentí que él mundo me estaba jugando en falso.

Me quedé paralizada delante de la puerta como si algo macabro estuviera delante de mi, los ruidos siguieron haciéndose mas y mas molestos, con él paso de los minutos toda mi casa se inundó de ese ruido absoluto.

De pronto sentí la perilla de la puerta galarse como si alguien quisiera entrar, había trancado pero fue en vano porque sentí girar la cerradura y ahí fue que entré en pánico total.

Quería salir corriendo a esconderme pero mis piernas no respondían al llamado de mi mente que gritaba CORREEE!!.

En cuestión de segundos que se trasformaron en siglos, la puerta finalmente se abre y es ahí cuando empiezo a echar reversa.

Mis ojos estaban clavados en su mirada que estaba llena de odio, su mirada macabra que hacia sudar mis manos y todo mi cuerpo, esa mirada oscura como la noche y fría como invierno.

Sentía esa mirada que traspasaba la mía y así fue que sin perder un segundo mas ahí parada frente a él, frente a mi padre, comencé a correr.

Tenía un nudo en la garganta y sentía sus pasos detrás de mi lo que me hacia poner mas nerviosa, entré a mi habitación sabiendo que era en vano y tranque con llave la puerta mirándola y sin apartar la mirada de la cerradura comencé a caminar hacia atras, sentí los mismos golpes en la puerta y quería pensar, pensar que hacer como escapar.

-Piensa Maia, piensa.. Mi subconsciente me decía una y otra vez pero los golpes no me dejaban pensar.

-ABRE LA PUERTA A TU PADRE NIÑA MAL CRIADA!!!- gritaba tras la puerta.

Tome mi celular y llame a quien apareciera primero, DYLAN!

Llamada.

-Hola?.

-Ayudame Dylan, ayudame por favor ven rápido!

Fin de la llamada.

Fue ahí que sentí él golpe de la puerta de mi habitación dezplomarse al piso y la figura de un hombre con una sonrisa maldita apareció tras de ella.

Fue ahí cuando mi subconsciente me repitió una y otra vez: "Ahora si estas muerta Maia".