El sueño, otra vez

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-Mamá, llegué- grité al entrar a mi casa, ya había llegado de aquel infierno, este día a sido un asco, todos me miraban y me hacían sentir incómoda y despreciada, pero no lo vale.

-Hola, como te fue?-Dijo mi madre saliéndo de la nada y asustandome.

-Bien, supongo- dije sin interés alguno.

-Me alegro, me voy a trabajar- me dice dándome un beso en la mejilla y saliendo de mi casa.

-Chau- dije a la nada, porque ella ya se había ido.

De pronto llega un mensaje a mi celular, lo agarro, lo desbloqueo y quedo muda, con ojos abiertos como platos.

(1 Mensaje)

Basura: Eres una perdedora, no significas nada para mi, no vales nada.

En seguida comenzaron a llenarse mis ojos de lágrimas las cuales no les permití salir.

El mensaje era de mi padre, esa basura a la cual odio con todo el corazón, no entiendo como las personas pueden ser tan malas.

Guardo mi celular y voy a mi habitación, apenas piso la puerta tiro mi mochila y caigo desplomada en mi cama, como una hoja de otoño.

Miro el techo de mi habitación, miro a la nada y en ese instante quedo en trance, un trance profundo del que no quiero salir, en cuestión de minutos quedo dormida.
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-No por favor papá, no lo hagas, por favor- le digo a mi padre llorando, quien amenaza con cortar mi mano con su navaja.

-Deberías haberlo pensado antes, te dije que no jugaras a esos videojuegos que no te ayudan en nada, son mierda, igual que tú- me dijo y pude ver su expresión de odio en sus ojos.

-Que quieres que haga sino, no lo haré mas lo prometo papá-le dije suplicando, pensando que funcionaría pero no, en ese instante miró su navaja y sonrió, sonrió de una manera macabra, como si le gustara lo que iba hacer como si lo disfrutara.

-Noooo- grité, despertándome de ese sueño, ese sueño que había sido realidad hace unos meses atras pero que lo volví a sentir, a mirar, a vivir.

Me levanté, asustada y sudada, no podía hablar, trataba de olvidar esas imágenes.

Miré mi mano la cual mi padre había cortado hace unos meses atrás y ahí estaba esa cicatriz que día a día me recuerda a el, esa cicatriz que me hace odiarlo y que me dolió y no por el dolor del corte, sino que el dolor de que fue el quien lo hiso, Mi propio padre.

Buscando La Venganza Contra Mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora