Narra Vanesa.
Malú y yo nos separamos al instante e inmediatamente miramos hacia la puerta. Estaría todo grabado... me eché las manos a la cabeza.
-Vámonos. Ahora tendré que fingir papel de cornudo por vuestra culpa -Gonzalo nos estiró de los brazos hasta llevarnos a una esquina apartados de todo.
-Malú... -Malú estaba en el suelo, con la cabeza metida en sus piernas y con las manos cubriéndose.- Lo siento.
-Te dije que nos íbamos a hacer daño. -levantó la mirada, llena de lágrimas y me la clavó en la mía.
-Gonzalo ¿Nos puedes dejar un momento solas? -Le pedí. Asintió y se fue.
-Escuchame... -me senté en frente suya- Aún no sabemos qué dirá la gente, ni nuestras familias. Estate tranquila, todo va a ir bien. -le cogí de la barbilla y le levanté la cara suavemente.
-Vanesa... -me apartó la mano y bajó la mirada- Tenemos que olvidar todo esto.
-¿Qué?
-Si... Tenemos que dejar de vernos, con el tiempo todo se olvidará.
-¿Me lo dices en serio? -Me puse seria, tenía rabia y le grité- ¡Mírame cuando te hablo joder!
-Te lo digo en serio. -me miró- Vanesa yo... no quiero perder lo que tanto me ha costado.
-Ya lo sé, sé que prefieres perderme a mí. Sé que prefieres tu imagen antes que a una persona. Me he dado cuenta. -Me levanté sin antes poder evitar que una lágrima cayera por mi mejilla.
-Vane -se levantó- eres increíble y... te mereces a alguien mejor. Yo no voy a poder valorarte como te mereces.
-No me hagas reír con discursos, María Lucía. Bueno... perdona, ¿Cómo te llamas? No me acuerdo.
-No seas así, Vanesa. -me cogió del brazo y me acercó a ella- lo estoy haciendo por ti, porque yo no estoy preparada y no quiero hacerte daño. Y por ti voy a sufrir, porque aunque no lo creas, te quiero.
-No sé quién eres. -La separé y cogí mi movil. Llamé a Alborán para que me llevara a casa, por suerte aún no se había ido. Cuando colgué, Malú estaba llorando en el suelo, tenía la respiración cortada y se ahogaba, y no pude evitar sentarme a su lado y dejar mi orgullo.
-Malú, respira. -le abrí los brazos y me senté encima de ella. Hizo una mueca pero no me importó, y lo cogí la cara con mis manos- Tranquila mi vida, ya está. No quiero que estés mal.
-Gracias. -sonrió levemente y me abrazó, un abrazo que ninguna de las dos queríamos cortar, sabíamos que cuando se cortara, todo acabaría. Y para siempre, probablemente. Pero Alborán llegó, y se acabó.
-¿Malú? ¿Qué te pasa? -Preguntó preocupado, Malú no quería hablar así que la ayudé.
-No le pasa nada Pablito. Anda ves al coche, ya voy.
-Vale. No tardes. -Le dio un beso a Malú en la frente y se fue.
-Ven -Le cogí las manos y la levanté, me acerqué a ella y le sequé las lágrimas- No llores más, ¿Vale? Te qui..ero.. -Le dí un beso en la mejilla y me giré para ir hacia la puerta pero me cogió del brazo y me giró, dejándome pegada a la pared y con su respiración con la mía.
-Espera... -llevó sus manos a mi pelo y acercó mi nunca hacia ella hasta que nuestras bocas rozaron y nos besamos, un beso de 2 segundos, suave, que hizo que ambas soltaramos una lágrima.
-Espero que seas feliz Malú -me separé y la abracé- te quiero. -Me fuí de prisa para que no pudiera frenarme otra vez y entré en el coche de Alborán. Eché una última mirada detrás mía. Ya no estaba. Suspiré y miré a Alborán. Me soltó un '¿Qué ha pasado, Vane?' Y aunque lo intenté con todas mis fuerzas, no pude evitar romperme en lágrimas.