Narra Vanesa.
Cerré la puerta con pestillo y miré a Malú.
-Vanesa dejame irme, voy al perder el ta... -me aproximé a ella y le callé tapando con mi mano su boca.
-Déjate llevar... el taxi lo vas a perder sí o sí -susurré y poco a poco bajé mi mano por su cuello.
-Vanesa, no puedo.
-Vale -la ignoré y empujé su cintura contra la mía mientras entrelazaba mis manos por su pelo. Fui depositando besos en su cuello hasta que accedió. Me cogió la nuca y me besó con todas las ganas que llevaba dentro, después fue a por mi cuello pero entonces paró en seco.
-Vanesa no -se separó y se acomodó el pelo.
-¿Qué pasa?
-No puedo hacerte mía mientras veo tu cuello con marcas de otra persona que no soy yo. Me siento... me siento mal pensándote en manos de otra persona.
-Malú -le acaricié las mejillas- no voy a obligarte, pero tienes que saber que no te he sido infiel. Nunca lo sería.
-Quizás debes aprender a controlarte más, ¿No crees?
-No voy a discutir más. -Me senté en el borde de la cama y desvié mi mirada.
-Lo mejor va a ser que me vaya... -abrió la puerta y salió, sin que yo pudiera hacer nada. Me levanté y la seguí, pero cuando iba a entrar al taxi me miró y negó con la cabeza para que no fuera tras ella. Y entonces tuve un sentimiento de pérdida, como si dentro de mí hubiera perdido todo lo que me hacía sentir viva.
-----1 mes después-----
Hoy era la celebración del cumpleaños de Pablo Alborán, y Malú y yo nos volveríamos a ver. Desde la última vez que la ví han pasado 30 días, y aunque la he llamado todos los días, ninguno me ha respondido. Por eso hoy voy con miedo, miedo de que nada vuelva a ser lo mismo.
Llegué la última de todos porque tuve que visitar a mi familia, no los había visto desde que volví de Argentina. Aparqué el coche y después de pensármelo mil veces, toqué al timbre.
-¡Vane! -me abrazó Pastora- Pasa, mi niña. Sólo estamos Malú y yo, los demás están cogiendo colchones. ¡Maaaaaalú! Ven, corre, mira quién ha llegado.
-Pastora, para -le cogí las manos- Malú y yo no estamos bien ahora mismo... Bueno ya te contaré. No estoy preparada para pasar ahora mismo, me quedo fuera tomando el aire ¿Vale? -salí y me senté en el escalón de fuera.
-Narra Malú-
-¿Quién era? -le pregunté a Pastora, la cuál venía con cara de sorpresa.
-Vanesa.
-Vanesa... -sentí una mezcla de sentimientos dentro de mí- ¿Dónde está?
-Fuera. Dice que no está preparada para entrar y verte.
-Es idiota... -me levanté- Ahora vengo, amiga.
-Narra Vanesa.-
Estaba con la mirada perdida, empecé a temblar por el frío y la espera se me estaba haciendo muy larga.
-¿No tienes frío? -Escuché detrás de mí. Mierda. Era Malú. Me giré poco a poco y clavé mis ojos en los suyos.
-Un poco, sí.
-Te vas a enfermar -se sentó a mi lado y me miró.
-No importa. -aparté la mirada.
-Ví que te fue muy bien en Argentina, me alegro.
-Gracias, Malú.
-De nada...
Hubo un silencio en el que ambas no supimos que decir, Malú intentaba encontrar mi mirada pero yo la evitaba, e incluso en un momento su mano rozó la mía pero inmediatamente me aparté.
-¿Te vas a quedar fuera? -le pregunté rompiendo el silencio formado.
-Sí.
-Bueno, pues entonces yo entraré. -Me levanté y me sacudí la ropa.
-Espera -se levantó y se puso delante de mí.
-Dime.
-Vanesa, creo que tenemos que hablar...
-¿Sí? Pero si eres tú la que ignora mis llamadas. Qué pasa, que tú puedes pasar de mí y yo de ti no?
-Déjalo -agachó su mirada casi apunto de llorar, y se volvió a sentar.
-Chicas -Pastora salió de casa y se sentó con nosotras- ¿No vuelven aún?
-No. -contesté y me volví a sentar, ahora enfrente de Malú, quien ocultaba su cara entre sus rodillas.
-¿Qué ha pasado? -Preguntó Pastora señalando a Malú.
-Cosas, amiga -Respondí- déjame un momento con Malú sola, por favor. -Asintió y se fue, un poco preocupada.
-Malú -cogí sus manos y las entrelacé con las mías- vamos a pasarlo bien, no tenemos que estar así, ¿Vale? No me llores más, preciosa mía -imité a David de María- tú no me llores más...
-Idiota... -sacó su cara de sus rodillas, y quitó mis manos de las suyas. Me sonrió y se lanzó a abrazarme.- Te quiero.
-Vamos dentro anda, ya hablaremos en otro momento mejor. -Me levanté y le ayudé a hacerlo ella también, le dí un beso en la mejilla y le susurré- Voy a reconquistarte todos los días, si me dejas. -Malú se mordió el labio y yo creí morir en ese momento. Horas después, todos reunidos, cenamos y disfrutamos de un día espectacular. Hasta que a Pastora se le ocurrió una idea...
-Vamos a jugar a algo, va. ¿Prueba o Verdad?
-Va. -asintieron todos a la vez.
-Malú ¿Prueba o Verdad?
-Verdad.
-Mmm... ¿Estás enamorada? -preguntó Pablo.
-Sí. -asintió ella, y un escalofrío pasó por mi cuerpo. ¿Estaría enamorada de otra persona que no fuera yo?
-Vanesa, ¿Prueba o Verdad?
-Prueba.
-Gira la botella y con quien te toque, te besas. -Me desafió Pablo.
-Te odio. -le pegué un codazo, puse la botella a girar y cómo no... casualidades de la vida. Tocó Malú.
-Tenéis que ir fuera -nos miraron todos. Nosotras nos levantamos fingiendo que nos daba asco, pero lo estábamos deseando. Salimos fuera y cerramos la puerta para que no pudieran vernos.
-No tienes por qué besarme. -Me adelanté- Supongo que ya tienes a otra.
-¿Qué dices?
-Has dicho que estabas enamorada, ¿No?
-Ah, sí... -Se sentó en el escalón pero yo seguía de pie.
-Pues eso...
-Tienes que conocerla, es perfecta. -En ese momento una puñalada atravesó mi pecho.
-No hace falta. ¿Entramos ya o qué?
-Hace mucho tiempo que no me beso con ella, y tengo unas ganas qu...
-Para -le interrumpí- quiero que seas feliz pero no me lo cuentes.
-Esa chica eres tú, imbécil.