Narra Vanesa.
Después de darle el beso, Malú no reaccionó. Apartó la mirada de la mía y agachó la cabeza.
-Lo siento. -Me levanté- Voy a demostrarte cada día que te quiero, Malú. -Me acerqué a ella y la abracé mientras mis ojos volvían a caer rendidos de agua. Había sido una imbécil.
----Narra Malú----
Vanesa me besó para convencerme de volver con ella, pero no podía. Había perdido toda la confianza que me quedaba, no iba a funcionar. Íbamos a ir a una fiesta por la tarde, así que empecé a arreglarme ya. Me puse un vestido rojo largo, que tenía un corte en medio y dejaba lucir mis piernas. El pelo me lo dejé suelto y mis labios se volvieron rojos. Seguí maquillándome hasta que llegó la hora de salir. Me asomé a la puerta y ví a Vanesa, madre mía. Se había puesto un vestido negro, corto y apretado, que dejaba ver toda su silueta. Y lo que más me ponía de ella: que se hiciera coleta. Me quedé embobada pero enseguida reaccioné, tenía que ignorarla. Tenía que venir ella detrás de mí. Cogí aire, y salí por la puerta de mi habitación.
----Narra Vanesa----
Me había vestido con lo más sexy que tenía para reconquistar a Malú. Sabía que esta noche lo iba a pasar mal, no podría dejar de mirar a Malú, ahora la celosa sería yo. Estábamos todos preparados menos ella. Escuchamos un ruido, un《Ya estoy》 y todos nos giramos. Madre mía. Estaba increíble.
----Ya en la fiesta----
Me quedé bailando con Pastora mientras le contaba todo lo que había pasado y ella me tranquilizaba. Decidimos ir cambiando de parejas, cada vez bailaríamos con uno de nosotros. Cuando me tocó con Inma, hicimos que la distancia fuera muy notable. Tampoco nos miramos. Y entonces me tocó ella, Malú. Rodeé su cuello con mis brazos y la pegué a mí. Ella rodeó mi cintura y apoyó su cabeza en mi hombro, como si estuviéramos abrazadas.
-¿Estás bien? -le susurré en el oído.
-Sí.
-Estás guapísima.
-Gracias, Vanesa. -Y tras sus palabras se hizo el silencio, pero no hay mejor silencio que ese. Abrazadas, al ritmo de la música y lo mejor, juntas. Juntas pero separadas, quizás. Cuando ya habíamos bailado todos con todos fuí a la barra y pedí dos copas sin alcohol. Me dirigí a Malú y le entregué una.
-Gracias -sonrió.
-¿Vienes fuera?
-No.
-Bueno... pues... ¿Vienes ahí? -señalé un rincón al lado de la barra.
-¿Para qué?
-Para hablar, Malú.
-No, gracias. Me quedo aquí. -Y entonces una chica alta, con el pelo suelto y un vestido apretadísimo se acercó a nosotras.
-Hola, me llamo Aida. -Se presentó dirigiéndose a Malú, la cual le sonreía.- ¿Quieres bailar? O... no sé... salir fuera a hablar, o algo...
-Sí, claro. -Entrelazó su brazo con el de la chica desconocida y salieron fuera. Me quedé allí, plantada, sabiendo lo estúpida que había sido y lo que, probablemente, acababa de perder. Me dirigí a Pastora casi temblando, necesitaba salir de allí.
-Por favor, llévame a casa. No puedo, no puedo verla con otra.
-Tranquila, Vane. Me voy contigo, ¿vale? Ya está, no te preocupes. -Nos despedimos de todos menos de Malú, no quería que supiera que me había ido. Llegamos a casa poco después, Pastora me tranquilizó y me dió pastillas para dormir.
----Narra Malú----
Aida y yo nos entendimos muy bien, me estaba haciendo reír en todo momento y me encantaba su forma de ser.
-¿Tienes novio? -preguntó.
-No.
-¿Y eso?
-Lo hemos dejado hace poco.
-Ah, bueno... -sonrió- espero que estés bien.
-Sí, lo estoy. -mentí.
-Me tengo que ir ya, pero aquí tienes mi número -me dejó caer un papel en las manos- Encantada de conocerte, Malú. -Sonrió y antes de irse depositó un suave beso en la comisura de mis labios. Yo me limité a sonreír y poco después entré con todos.
-Melen, ¿Y Vane?
-Se ha ido con Pastora, creo que se encontraba mal.
-¿Podemos irnos ya?
-Sí, ya nos vamos Malú. Son las cuatro de la mañana.
-¿Qué? Pues se me ha pasado el tiempo muy rápido -reí. Me parecía raro que Vane se hubiera ido, y tampoco entendía por qué lo había hecho. Bueno, mañana lo sabría. Cogimos el coche y pusimos rumbo a casa. Cuando llegamos, Pastora y Vanesa ya se habían dormido. Fuí a mi cama y nada más tumbarme, caí rendida.
----Narra Vanesa----
Me desperté con toda la cara empapada de lágrimas de ayer. La impotencia se apoderó de mí y amanecí con un mal humor increíble.
-Buenos días -Dije seria a todos los que estaban en la sala y me dirigí a la cocina. Rápidamente noté que alguien me seguía pero no le dí importancia.
-Buenos días Vanesa -oí detrás de mí. Inconfundible. Malú. No le contesté, cogí un vaso y empecé a hacerme el desayuno.
-¿Te has despertado de mal humor?
-¿Te importa? -dejé de hacerme el desayuno y me giré, le clavé una mirada seria y ella siguió.
-¿Qué te pasa? -se acercó.
-¿Me puedes dejar empaz? -me giré, sabía que si la tenía cerca no iba a aguantar mucho más este orgullo y no sabía qué había hecho en la fiesta anterior.
-No te entiendo, te lo juro. Dices que me vas a reconquistar y ahora, ¿ahora qué?
-Ayer estabas con otra, supongo que no hay nada que hacer.
-¿No puede ser una amiga?
-No sé qué hicisteis. ¿Os besasteis?
-Eso no te importa.
-Vamos, que sí. -Puse el desayuno en una bandeja ya lista para irme y seguí- Espero que seáis felices. -me dirigí a la puerta pero me cogió el brazo.
-Vanesa, no nos besamos. Ni la toqué, ni me tocó. Me gustas tú, y mis sentimientos no cambian de un día para otro como los tuyos. No soy tan bipolar como tú. -Y se fue, dejándome sola otra vez, lo que colmó mi impotencia y no dudé en salir detrás de ella gritándole todos los rencores que le tenía. Y ella contestándome con los suyos hasta que los presentes tuvieron que separarnos y llevarnos por separado para tranquilizarnos. Ambas habíamos acabado llorando, diciéndole de todo una a la otra. Habíamos acabado muy mal.
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