Narra Vanesa.
Malú me había vendado los ojos mientras conducía sin saber a qué dirección.
-¿Tan lejos está? -pregunté.
-Ya casi estamos.
-Me has dicho lo mismo hace tres horas.
-Porque no callas -rió e inevitablemente sonreí- Nos quedan... 5 minutos.
-¿Seguro? -insistí y paró el coche.
-Seguro -noté que sus labios se posaron sobre los míos, llevé mis manos a sus mejillas y no le dejé separarse hasta que me mordió el labio y le recriminé.
-Me has hecho daño, idiota.
-Así callarás lo que queda -soltó otra carcajada, depositó un pequeño beso en mi labio inferior, el cuál me había mordido, y volvió al volante.
Poco después volvió a parar el coche. Noté sus manos frías deslizarse sobre mi pelo y poco a poco fue quitándome la vente mientras dejaba un recorrido de besos por mi cuello. Un escalofrío me recorrió, empecé a perderme en su sonrisa, en sus besos lentos, en sus manos por mi cintura, sus ojos mirando fijamente a los míos...
-Vanesa, es un descampado -susurró- Ven. -Bajó del coche pero yo me quedé embobada mirando sus curvas.
-Vanesa Martín. -Abrió mi puerta, estiró de mi brazo y me pegó a su cintura- Si te digo ven... -muerde su labio- vienes. Y si te digo que tienes mucha ropa... -Empieza a jugar con mi camiseta- ¿Me entiendes? -Me pierdo cuando se muerde el labio y enseguida me deshago de mi camiseta. Ella sonríe:
-Ayúdame. -Dice mientras señala su pantalón, me pongo de rodillas y empiezo bajándoselo poco a poco hasta quitárselo. Al hacerlo, levanto la mirada y me encuentro con la suya. Coge mi nuca con sus manos y acerca mi cabeza a su parte íntima. Me pierdo en ella, la hago mía y después ella me hace suya. Y así hasta que una vez fuímos una sola.
Estaría abrazándola cada minuto, cada segundo de cada día... Y es que la quiero. Con todas mis fuerzas.
-2 horas después-
Estábamos tumbadas en el suelo con mi brazo le rodeaba el cuello y ella tenía apoyada su cabeza en mi pecho. Empecé a masajear su pelo y ella levantó su mirada hasta encontrarse con la mía.
-Te he echado de menos Vane.
-Yo también -acaricié su mejilla.
-¿Quieres quedarte en mi casa hoy?
-Están todos tus familiares, Malú.
-Ya se habrán ido, no se van a quedar a dormir. Va -se levantó y me tendió la mano.
-Esperate un poco más... -me mordí el labio al verla de pie, no nos habíamos cambiado todavía y empecé a contemplar su cuerpo una vez más. Estiré de su mano y la puse encima mía.
-En mi casa más... -rió y se levantó.
-No podré aguantar.
-Has aguantado medio año.
-Porque no te tenía desnuda delante de mí. -Me levanto, llevo mis manos a su cintura y empiezo a darle pequeños mordiscos por su cuello.
-Vane...
-Sh... -llevo sus manos a mi trasero y mis labios a los suyos, vuelve a empezar la locura.
Volvimos a perdernos otra vez más entre nosotras, a ser una sola. A querernos.
-Llegando a casa de Malú-
-¿Cantamos? -pregunté mientras ella conducía.
-¿Cuál?
-No te pude retener... -empecé a cantar.
-Entre tanta multitud... -me siguió.
-Tu cuerpo quería más vivir, y yo vivir en ti sin más...
-¿Sabes? -empezó- Podríamos volver a cantarla juntas. En mi gira...
-¿Las dos?
-Sí. -En ese momento llegamos a casa de Malú, bajamos del coche y entramos al salón. Puso bebida y algo de comer y después, corté el silencio.
-¿Por qué?
-¿Por qué qué, Vane?
-Que porque ahora quieres hacerlo público y antes no.
-Porque quiero presumir de novia -sonríe y levanta mi cara para que la mire- Y porque te quiero, más que a mi vida. Y ahora estoy segura.
-¿Confías en mí?
-¿Pero a qué viene esto ahora?
-Quiero saberlo, Malú. Si no confías, haré que lo hagas. Sólo quiero hacerte feliz.
-Ya lo haces, idiota. Soy feliz contigo aquí -entrelaza su mano con la mía- a mi lado.