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Haber, primero de todo. No se lo diré a la cara, y ni mucho menos ahora que estamos ayudandonos para conseguir nuestro objetivo, que sé que le gusto.

Estaba en clase de literatura y estaba pensando en como planear algo, pero luego me dije a mismo que no sería necesario planear ningún plan, por qué pensé que ella solita caería.

Cuando al fin terminó esa clase, teníamos cambio de hora. Como ya faltaba una clase más y para casa, se me ocurrió hablar con ella.

Tengo que hablar con ella para quedar. Sabiendo que es un poco tímida, tendré que ser yo el que le pregunte cada día...

Me levanté de mi asiento y fui caminando a paso lento hacia donde estaba ella con unas amigas.

- Tenemos que hablar.

- ¿Hablar?

Las demás me miraban con confusión.

- Mira que eres tonta. Hoy a las 18h a mi casa, ¿entendido?

- Hoy no puedo.

¿Qué?

- Te lo iba a decir después de clases. Saldré, y no podré ir a tu casa.

- ¿Con quién saldrás?

Mierda, se me escapó.

- Creo que eso no te incumbe.

Mierda, mierda, mierda.

- Es verdad, me importa una... - Shhh tranquilo....- No me importa lo que hagas, después de todo eres libre de hacer lo que quieras, ¿no?

Ella solo se volteó. Parecía enojada, ya que siempre que se ponía a la defensiva, ella contraatacaba, pero cuando la vi enojada, ella no hablaba.

Cogí mi mochila enojado y me fui de ese asqueroso lugar. Esta vez, Alfonso no vino a buscarme y, me fui hacia algún parque, cerca de allí.

¿Qué mierda le pasa a esa chica? Pensé que era broma o algo... seguramente saldrá con su mami y su papi. ¿Con quién más va a salir? Bah...

Ya eran las 5:00pm de la tarde y estaba aburrido. Mi padre estaba trabajando, o eso decía el, ya que lo único que hacía en su trabajo era ligar cuantas veces podía con las hijas de puta de sus compañeras.

Ja', compañeras de cama, mejor dicho.

Odiaba a mi padre y lo sigo odiando. También odiaba a mi madre, pero por dentro me sentía mal cuando les gritaba o simplemente cuando los insultaba... ¿Qué podía hacer? Esas malditas palabras salían de mi boca sin más, llenas de odio y rencor.

Mejor dejo de pensar en idioteces y llamo a Alfonso.

Alfonso: - ¿Sí?

Yo: - Alfonso, me aburro, ¿puedes quedar?

Parece que se lo está pensando...

Alfonso: - Está bien. Pero solo una hora.

Yo: - ¿Por? Normalmente te quedas más tiempo.

Alfonso: - Tengo cosas que hacer, estaré ocupado.

Yo: - Ok, ven rápido.

Y colgó. Nunca decía adiós, y siempre me pregunté por qué lo hacía.

Lo estuve esperando y llegó en cinco minutos exactos.

Tan impredecible como siempre.

- Pasa.

Hizo lo que le dije y fue directo hacia la sala. Él sabía que mi padre estaba enamorando a zorras a estas horas.

- ¿Qué te pasa Ángel? Creí que intentarías dejar de hacer esas estupideces. ¿Como se te ocurre contestarle a una maestra, insultarla, largarte y luego, para rematar, no asistir a última hora?

Está enojado, bueno no, está cabreado. Esta vez me he pasado y no me he dado cuenta...

- ¿Sabes lo peor?

- ¿Hay más?

- Da... igual. Eso no importa. Bueno, dime por qué no has venido a la última clase.

¿Que por qué? Ni yo mismo lo sé. Estaba cabreado con esa niñita pero... supongo que porque no tenía ganas de asistir a Ciencias Sociales.

- Estaba estresado.

- ¿Esa es tu excusa?

- Sí.

- Bien, aunque no creo que solo por estrés no hayas ido.

- Piensa lo que quieras... aveces me sacas de quicio.

No estoy enfadado con el. ¿Por qué le digo eso?

- No eres el único.

Supongo que eso es más normal.

- Lo sé... ¿Jugamos un rato?

- Ok, pero no llores cuando te gane.

- Eso mismo te digo.

Estuvimos jugando a la Play Statition durante unos cincuenta minutos y la partida terminó.

- Gané.

- Solo te dejé ganar, eso es todo. - dije encogiendome de hombros.

Maldito...

- Claro... -dijo sarcastico. - Me voy.

- ¿Dónde irás? ¿Puedo acompañarte?

- No creo... estaré paseando... nos vemos.

Claro... paseando... ¿No será qué...? No, no puede ser... aunque... ¡Mierda!

Me fui tras el, tenía que averiguar si mis sospechas eran ciertas.

Cogí las llaves de casa y fui en su busqueda. Lo seguí hacia su casa y rápidamente salió de ella, pero un poco distinto. Sus pantalones azules, esta vez eran negros apretados, su camiseta de un solo color, era una camisa de cuadros rojo con negro que le resaltaba más. Y las mismas vans de antes, color rojo oscuro.

Me sorprendí al verlo, pero no dejé que me despistara y seguí espiandolo desde lejos. Lo seguí como unos diez minutos más y ya eran las 6:26pm.

¿Qué mierda hace en el nuevo café que han estrenado?

Lo seguí con la mirada, y después de unos minutos parado, vi llegar a una hermosa chica. Solo la vi de espaldas, pero pude visualizar un largo cabello liso hasta la cintura de color negro. Llevaba un largo abrigo blanco un poco más abajo de los muslos, una falda negra suelta de esas modernas que són bastante bonitas, con panties de pierna entera y unos botines con un poco de tacón, color negro.

Mierda, pilló a una buena este imbecil. Y a mi sin decirme nada.

Justo cuando estaba a punto de voltearme para irme, la chica se giró, me miró a los ojos, la miré igual, y abrió sus ojos tan grandes como... no sé, pero eran enormes, e imagínense los míos como estaban.
Volví a mirar esos ojos negros otra vez, pero era diferente, en ese momentento no podía pensar en nada más que...

¿Por qué mierda no me dijo nada? ¿Tanto desconfías de mí, Alfonso?
¿Por qué no me dijo que estaba saliendo con ella? ¡¿Y por qué mierda esa niñata está tan malditamente irresistible?!

Pude ver que Alfonso le preguntaba algo y ella negó con la cabeza.

Pienso interrogarte Alfonso. Y te juro que no te vas a escapar, te lo juro.

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora