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(Timbre)

- ¿Quién...? ¿Ángel? ¿Qué haces aquí a esta hora? ¿No deberías estar en el insti?

¿Encerio? ¿Y tú me lo preguntas?

- Eso tendría que preguntartelo a tí. Siempre vienes, repito, SIEMPRE.- dije alargando la primera e.

- Mmm eso es porque... porque no me sentía muy bien.

No jodas.

- Un día fuiste con fiebre, otro con gripe, la semana pasada con dolor de cabeza por la resaca, hace medio año fuiste con...

- Shh, calla, ya lo entendí. Ven, pasa.

Me encogí de hombros y entré a su casa.

Todo ordenado, como siempre.

- ¿Me vas a decir porque no has venido hoy?

- Es que no quería ir...

-¿Por qué?

Se le veía pensativo. Su cara estaba más seria de lo normal y eso... raramente me preocupaba.

- Oye, ¿estás bien?

- No lo sé. Me siento nervioso, estoy inquieto, aveces mi respiración se acelera o simplemente quiero gritar.

- ¿Y eso?

- No, no lo sé... me siento... raro.

¡Mierda, se está poniendo rojo!

- ¡¿Qué te pasa?!

Fui corriendo detrás suyo para llevarlo a su habitación.

- Encerio tío, ¿estás bien?

- Me tratas como si estiviera enfermo pero, lo cierto es que no tengo gripe, no tengo fiebre, ni tos.

- Pues hijo mío, yo no soy médico.

- Tonto. ¿Y por qué te has escapado del insti?

- Quería verte.

- Pues ya me has visto, ahora regresa.

- Ay Alfonso, no seas pesado. Voy a acompañarte.

- No hace falta, estoy bien.

- Terco.

Lo empujé hacia su cama y él automáticamente se echó.

- Te vas a aburrir.

- No creas. Antes de venir, fui a una tienda y conpré acuarelas, y en mi mochila tengo láminas.

- ¿Como puedes tener esa cabeza para planearlo todo, pero no para el instituto? -dijo negando con la cabeza.

- Yo también me pregunto lo mismo...

Decidí coger mi mochila color negro con algunas cosillas de color blanco y rojo, lo abrí, y saqué de ella la lámina y las acuarelas, junto con un lápiz y un borrador.

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora