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- Vamos.

- Pensé que estarías contenta.

- ¿Contenta de qué?

- De que alguien se te haya declarado. Normalmente, eso agrada a todo ser humano.

- Pues no.

- ¿Por qué?

- Porque nunca más lo volveré a ver. Es un chico presumido que dice las cosas sin pensarlo. Seguro que ya se habrá olvidado de nosotros.

- Puede que tengas razón... Ese tío está loco. ¿Quién se enamora por una conversación? A parte, parecía gay.

- Yo lo pensé por su cara... Pero su cara era tan adorable que no parecía un chico.

- ¿Estás diciendo que es más adorable que esto? - dije mientras mi dedo índice daba vueltas alrededor de mi cara.

- Era mono, solo eso. Y piensa lo que quieras.

- Ok, yo soy más adorable.

- Sí, sí...

- Me has dicho que piense lo que quiera.

- Shh.

- Chicas...

- Bobos...

¿Esta chica no se cansa de molestarme? Bueno, es mujer.

Al llegar a su casa, ordenamos todos los productos que habíamos comprado y, como dijo la niña, le ayudé a preparar la cena, y luego puse la mesa.

- ¡Ya está! ¿Has acabado? Huele tan bien que creo que me lanzaré sobre la olla.

- No me puedo creer que digas algo tan gracioso pero, que al mismo tiempo tu cara sea tan seria como siempre, como si estuvieras enfadado.

- Pues no lo sabía. Mi cara es esta y ya.

Ella se encogió de hombros y cogió un plato y en el, comenzó a servir esos fideos rojos con salsa de tomate y una exquisita pierna de pollo.

Se me hace agua la boca... Quiero comerlo ya, ahora mismo, ¡ya!

- Ya está, ya podemos comer...

Cogí el tenedor, sin prisas pero, en mi interior, quería lanzarlo y estamparme el plato en toda la boca. El tenedor, poco a poco venía hacia mi, entró lentamente, cerré mis labios y expulsé el tenedor de mi boca.

Dios, hacía tanto tiempo que no comía una comida casera... Y encima está sabrosa.

- ¿Y-y, que te pa-parece?

Está nerviosa, piensa que a lo mejor no me ha gustado pero lo cierto es que, es el mejor plato que he privado en mi vida.

La cogí de la mano y mirándole a los ojos le dije.

- Gracias. No sé como puedes conseguir que me alegre tan fácilmente, el plato esta riquisimo.

- ¿En serio? Que bien. - dijo sonriendome.

Cuando estaba con ella me sentía más tranquilo, más libre. Esa casa barra mansión era el lugar más acogedor en el que había estado durante toda mi vida.

¿Quién eres Mar? Me estás volviendo loco...

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora