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Pasaron los días como una estrella fugaz. Todo entre nosotros iba bien, ya que intentaba controlar mis palabras al máximo.

- No creo que lo logremos... mañana se lo tenemos que presentar a la maestra...

Tiene razón...

- Pero... no sé, algo se nos tiene que ocurrir.

Pasaron unos minutos, rodeados de un silencio un poco incómodo. Intentaba pensar alguna solución, pero...

- Y si... ¿volvemos a pintar nuestras obras en una misma lámina?

- No te sigo.

- Hemos estado haciendolo todo mal. ¡Desde un principio podríamos haberlo hecho en el mismo dibujo!

- Es verdad... bien, pinta el tuyo y yo seguiré luego.

- Vale.

Esperé como un poco más de media hora, hasta que acabó.

- Sigue siendo impresionante. ¿Cómo es posible que te salga una mujer si no sabes dibujar?

- Jajaja.

La primera vez que se rie...

- Bueno, me toca. - dije respirando hondo.

Lo hice lo más rápido posible. Cada detalle, fue como ella pero, cambiando cosas.

Si supieras que esta eres tú... no sabría como reaccionarías pero, imagínate como diablos reaccioné yo.

- Tu dibujo es impresionante.

Mierda, la mano me comenzó a temblar.

- Gracias.

¿Gracias? ¡Yo nunca digo eso!

- He acabado. Ahora que lo miro... ¿puedo?

Ella asintió a lo que me refería. Cogí unos colores especiales para difuminar y comencé a darle toques a la pintura de Mar. Cuando acabé, la miré y, sus ojos estaban más iluminados que nunca.

- Inténtalo.

- Vale.

Ella cogió un pincel, luego lo ahogó en agua y, finalmente hizo contacto con el color negro. Comenzó a trazar líneas para darle mejor intensidad, y la verdad es que estaba quedando...

Jamás me imaginé que se pudieran mezclar...

- ¡Mar, esto es impresionante! ¡Jamás pensé que podríamos conseguir esto! -dije alegre y animado.

Ella sonrió a mi lado, mirando lo que habíamos creado ambos.
La quise ver bien a los ojos pero, parecía que estuviera llorando.

- ¿Estás bien? Tus ojos están rojos.

¿Me estoy preocupado por ella?

- No, solo es el cansancio.

- A vale. ¿Continuamos?

Aunque creo que mejor es que descanse.

- Claro, quiero ver si podemos hacerlo por separado.

- Bien. Comencemos.

**********

Mierda, llevamos como una hora, o más, haciendo esto...
Voy a ver que tal lo lleva Mar.

Cuando me giré a la izquierda, la vi de una manera muy rara. Un brazo estaba cruzado mientras su cabeza reposaba en él, el otro brazo estaba estirado con un pincel en mano, su cabello estaba revuelto, pero...

¿Se ha dormido?

Me levanté de mi asiento y recibí una notificación de Facebook. Era una foto en la que me habían publicado.

Ostia, la hora.

Volví a encender mi móvil y lo que vi hizo que mi boca cayera al suelo.

¡Mierda son más de las doce!

- Mar. - intenté moverla. - ¿Tus padres no te han llamado? Mar, mañana hay clases. Mar...

La miré un buen rato. Me gustaba mirarla, eso no lo niego. Tenía algo que me tranquilizaba, algo que me hacía mejor persona.
Lentamente, mi cuerpo comenzó a acercarse hacia ella. Sus carnosos labios me llamaban, y no me podía negar.

Mar... ¿que me estás haciendo...?

Cada vez estaba más cerca del rojo de su hermosa cara, pero...

No puedo besarte. ¿Qué me pasa?

Solo rocé sus labios, y ella hizo una mueca bastante adorable, pero eso hizo darme cuenta de que...

Te necesito a mi lado para olvidarme de todo, como lo haces ahora... olvidarme de mi madre, de mi padre... olvidarme de... todo Mar. Me haces estar en un nuevo mundo cuando estás conmigo.

Sonreí. No sé por qué sonreí, pero estaba feliz. Giré la silla y, la puse en mis brazos, como en modo "principe carga a princesa". Comencé a subir las escaleras y... me detuve para mirarla.

¿Qué me pasa? Esto no puede ser amor. ¿De un minuto al otro? No creo que sea amor pero, Mar, te quiero a mi lado.

Seguí subiendo, pesaba como una pluma y, entré en mi habitación. Le saqué los zapatos y el pequeño abrigo que llevaba. La acomodé en una esquina de mi cama y la arrope. Se veía como una niña dulce, indefensa...
Me dirigí hacia mi armario y comencé a cambiarme de ropa. Me puse una camiseta sin manga, de hombros, y unos pantalones que eran pitillos solo en los tobillos.
Terminé de lavarme los dientes y con mi móvil en mano, me eché a su lado.

Ostia... me acabo de dar cuenta de una cosa... ¡Sus padres! ¡Ella no les a avisado! ¿Estarán buscandola?

- Bueno, ya la hubieran llamado... quien sabe, pero no quiero que se vaya...

¿Será el sueño?

Estaba intentando dormir pero no podía y me quedé quieto. Mar se estaba moviendo, pero lo que hizo, hizo que me quedara de piedra.

Me-me me ha, no, me es-está abra-a-abrazan...do.

Tragué saliva y... también la abracé. Estaba nervioso. Ella estaba durmiendo pero... su olor me tranquilizó. Ese aroma me encantó, jamás lo había olido, era tan irresistiblemente.... ella...

- Mar, no sé si es el sueño o es que de verdad me encanta estar así contigo pero, ahora mismo quisiera morir para estar toda la vida contigo...

Que estoy diciendo...

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora