- ¿Y bien? ¿Piensas contestar?
- Ahora la que habla en modo chula eres tú.
- Responde. Por favor.
¿Encerio?
- Escucha, es mi vida, no la tuya. Necesito que me hagas este favor.
- ¿Y Alfonso?
Ok, me pilló... pero yo quiero estar con ella.
- No puede.
- Está bieeeen...
- Genial. ¿Dónde dormiré?
La miré divertido. Esa pose que puso, me hizo gracia. Su ceño fruncido, sus dientes apretando suavemente sus labios, haciendo que se deslizaran poco a poco hasta soltarlos, dejandolos rojos, y sus ojos... esa mirada perdida en sus pensamientos.
¿En qué estarás pensando?
- ¿Podrías dejar de pensar e ir al grano?
- ¿Eh? Ah sí, en el segundo piso a la izquiera hay un par de habitaciones, podrás utilizar la que quieras.
- Ok.
- Sígueme.
Me quedaré con la que esté más cerca de la tuya.
- Bien, esta es la primera.
Esa habitación tenía dos enormes ventas color negro. Estaba pintada de blanco y la puerta de negro, haciendo conjunto, había una gran cama matrimonial con sabanas rojas y las almohadas negras. También había un enorme armario y una especie de tocador. Era bastante espaciosa y formal.
- Bien, el otro está más al fondo.
Seguimos caminando por el largo pasillo y se paró delante de una puerta pintada de negro también. Cuando abrió la puerta, pude vosualizar un balcón, dos ventanas a su lado, una cama exactamente igual que la otra habitación, al igual que la cómoda y el armario, pero esta tenía colores diferentes, más vivos.
- Vale, ¿ya te has decidido?
- Sí. ¿Dónde está tu habitación?
- ¿Para?
- Solo curiosidad.
- rodó los ojos. - Decide ya o te echo.
- Ok, está me gusta más que la otra. Me quedo aquí.
- Ok. Mi habitación está casualmente al lado, al fondo.
¡Toma ya!
- Guai.
Me acerqué a la cama y diposité allí mi mochila para luego sentarme sobre esta.
- Por cierto, ¿cuanto tiempo piensas quedarte? ¿Será mucho tiempo?
- ¿Quieres que me valla?
- No sé que decir. Entiendeme. Nos acabamos de conocer, bueno, nunca en tres años habíamos tenido ninguna conversación, y ahora, solo por una especie de concurso por obtener 2p más en cualquier materia, comenzamos a ayudarnos mutuamente y... ¡Estás aquí, en mi casa!
Ok...
- Yo no te dije nada cuando te quedaste a dormir en mi casa.
-Si te molestaba, me hubieras despertado. -dijo seria.
- ¡No!
De repente, un silencio incómodo inundó la habitación.
¿Cómo decirle que me encantó tener compañía, después de tanto tiempo, en mi habitación? Alfonso me dijo un día que cuando estaba en una situación como esta, dijera directamente lo que pensaba pero...
- No me molestó. Me... alegró. Yo... sé que soy problemático y que a lo mejor por eso te quieres apartar de mí o... yo que sé pero, necesitaba escapar de esa casa Mar. No podía seguir estar más con el estupido de mi padre... perdón si te incomodé, si quieres me puedo...
- Shhh, no digas más. -dijo mientras enredeba sus brazos en mi cuello. -Quédate, yo tampoco quiero estar sola.
Ella me está abrazando... Su dulce aroma hace que no quiera separarme de ella. Su tacto es suave, como si mi piel estuviera en las nubes... y mis ojos quieren llorar, yo no.
- Perdoname. No tendría que haberte preguntado cuanto tiempo te quedarías y eso...
- Tranquila, no pasa nada.
Nos separamos y ella sonrió sin previo aviso. Ese gesto hizo reaccionar mi cuerpo y la volví a abrazar.
- Ángel... ¿por qué me vuelves a abrazar?
- ¿No puedo?
- No es eso... solo que me sorprendió un poco...
- Pues de ahora en adelante tendrás que acostumbrate si vuelves a sonreir de esa manera.
Sentí como su cuerpo se tensaba. No le podía ver la cara pero, algo me decía que seguramente estaba roja como un tomate.
La solté delicadamente.- ¿Qué cocinarás?
- ¿Qué?
Puso sus manos sobre sus caderas e hizo un movimiento extraño con ellas.
Está buena la niñita.- Mis ojos están aquí. - dijo señalando su cara. - Yo no cocinaré, - ¿Qué? ¿Por qué? - cocinaremos los dos. Tú pondrás la mesa y recogerás, mientras que yo lavaré. ¿Está bien?
- Pones esa carita para suavizar mi enojo o algo? No te funcionará. - volvió a poner esa carita de niña buena y adorable que tenía. Mierda... - ¿A qué hora cocinaremos?
Ella dio unas palmaditas con sus manos, me cogió de la mano y me condujo hacia la cocina, delante de la nevera.
- Ábrela. - me ordenó.
Yo le hice caso sin rechistar y al abrirla, no había nada.
- ¿Te alimentas de aire?
- Tonto. Tendremos que ir a comprar, pero si quieres puedes quedarte para ordenar tus cosas.
Ahora que lo pienso, tendré que volver a casa para coger más ropa. Por lo que veo, ella también ha pasado malos momentos y no quiere estar sola, seguro que por culpa de sus padres... Y como no quiero estar solo en esta enorme casa... La acompañaré y luego cogeré mis cosas.
- Te acompañaré pero, luego acompañame a mí. Compi de casa. - dije guiñandole un ojo.
- Ok, bobo.
- ¿Bobo? Yo no soy bobo, tú sí, boba.
- Bobo.
- Boba.
- Calla.
- Callo.
- Bien
-Ostia, he perdido. Me he dejado llevar con la a y la o...
- Jajaja.
Creo que... es la primera vez que la he oído reir así...
- ¡Tierra llamando a bobo!
- ¡Qué!
- Vamos, que el super cerrará pronto.
- Ok, ok.
Ok, después de tanto años sin ir al supermercado... jejeje... no pasará nada. Todo tranqui.
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Quisiera Conocerte
Romance-¿Cómo he podido ser tan estúpido? Pongo mi cabeza entre mis manos, quiero ir a buscarla y volver a contradecirle una vez más, decirle que me niego a que no me vuelva a tocar, a que quiero que me hable y exigirle que me mire, pero, por otro lado...¿...