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Alfonso tiene razón, supongo que a esta chica le falta un tornillo para que me diga que le importa una mierda lo que piense de ella... normalmente, a todas las chicas con las que he salido, siempre se preocupaban de mi opinion hacia ellas...

(Llamada entrante)

- Ángel, ¿dónde coño estás? ¡Me está cansando tu comportamiento infantil! ¡Me llamasta solo para decirme estupideces y luego irte? Te he buscado por todos lados Ángel, y no te encuentro. ¿Estás bien? ¿Por qué mierda no contestas? Me estoy desesperando Ángel, contestame joder...

¿Por qué estoy llorando? ¿Tal vez... esa niñata tenga razón...?

- Lo siento... Gracias Alfonso, gracias por ser mi amigo.

- ¿Por qué dices eso? ¿Estás bien?

- Esperate a la entrada de mi casa, ahora voy...

(Llamada finalizada)

Voy a casa... sé que ella no volverá para pedirme perdón porque... se lo tengo que pedir yo...

Me fui caminando hacia casa, confuso...

- ¿Dónde estabas?

- Por ahí...

- Ángel, mírame.

Ok, se lo diré, ¿qué más da?

- Mar me encontró en la playa dónde estaba y... acabó enojada y se fue... por mi culpa. - dije agachando mi cabeza.

- Al menos lo admites.

Se lo tengo que decir...

- Ayer... ella me vió cuando te seguí.

- ¿Me seguiste?

- Sí... es que notaba que me ocultabas algo.

- Bien. - suspiró. - Ayer quedé con ella para confirmar que no estaba enamorada de ti. - ¿Qué? - ¿Y sabes qué dijo? - Habla, habla, habla mierda. -Dijo que no.

¡Me cago en todo!

- Pero yo...

- Cuando la escuchaste hablar de ti, ¿dijo tu nombre?

- Bueno... al principio hablaron de mi...

- Es que hablaron de tí, pero luego cambiaron de tema bruscamente. Me dijo que era algo natural entre ellas, así se entienden.

- ¿Y entonces de quién hablaban?

- De nadie. Hablaban sobre lo de aprender a difuminar. Cristina la quería ayudar buscando en internt o alguna cosa. Y ella soñaba con hacer alguna obra muy buena y única, no perfecta.

¿Qué mierda de qué?

- A ella no le gustas.

- Ok. ¿A ti te gusta ella? - dije alzando una ceja.

- Me cae bien, solo eso.

- Es malo no admitirlo

- No necesito admitir nada.

- Vale, mejor dejo de molestarte. ¿Sólo hablaron de eso?

- Se podría decir que sí.

- ¿Mmm?

- Hablamos también de nuestras cosas.

- ¿Vuestras cosas?

- Sí, ya sabes, algunas anécdotas nuestras, y charlamos de cualquier cosa, como siempre...

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora