Ok, ya estamos aquí...
- ¿A qué esperas? Vamos.
- Eh... sí, sí, vamos.
Comenzamos con lo más básico, el pollo y las patatas.
- ¿Te gustan las patatas con sabor a jamón o bacon? - le pregunté.
- Odio el de bacon. - dijo haciendo una mueca muy divertida con sus labios mientras fruncía el ceño.
- Genial, ahora a por la Coca•Cola.
Y así seguimos durante un cuarto de hora más o menos.
Todo iba bien, no discutimos ni nada pero, me di cuenta de algo.¿Por qué mierda nos miran estos gilipollas? No somos su circo joder.
A medida que pasábamos, la gente se nos quedaba mirando cuando opinabamos sobre si escoger entre un producto o el otro.
Esto no me gusta.
- Niña, no paran de mirarnos. - dije algo molesto.
- ¿Y?
- ¿Y? ¿Cómo que y? ¿Es que no te molesta que te miren tan... tan raro?
- Primero, no me llames niña. Segundo, no. A mi no me importa lo que piensen esos sin vida. Ellos no son quién para opinar sobre la mía, ni yo sobre la suya.
Me quedé admirándola. Efectivamente, era diferente, Alfonso tenía razón.
Ok, puede que lo que me haya respondido no sea exactamente lo que le haya preguntado pero... tiene razón. Haber, si tanto les gusta mirarnos, yo les daré el espectáculo que desean.
- Vamos a la sección de bebidas, hay una cosa que seguro que te encantará. - dije intentando poner en mi cara la sonrisa más encantadora que pude en ese momento.
Cogí sus manos y, delicadamente, las aparté del carrito para depositar en el mis manos.
- Lo llevaré yo.
Miré a mi alrededor y una vez más, conseguí mi propósito.
¿Qué os parece esa eh?
- Bobo.
¿? Mierda...
- ¿Por qué me insultas?
- Tú ya lo sabes.
- Es que... Ellos tienen la culpa. No dejaban de mirarnos como si fuéramos una pareja de recién casados y yo... me sentí incómodo.
- No hacía falta hacer el numerito de chico perfecto que ayuda a su supuesta pareja a llevar el carrito. Es estúpido.
- ¿Te has enfadado?
- No estoy enfadada, solo es una tontería.
- Por dios, entiendeme.
- Pues ya tendrías que estar acostumbrado. Seguro que habrás salido con centenares de chicas.
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Quisiera Conocerte
Romance-¿Cómo he podido ser tan estúpido? Pongo mi cabeza entre mis manos, quiero ir a buscarla y volver a contradecirle una vez más, decirle que me niego a que no me vuelva a tocar, a que quiero que me hable y exigirle que me mire, pero, por otro lado...¿...