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No cogimos nada, dejamos nuestras mochilas y comenzamos a caminar a paso rápido hacia el instituto. Al principio no hablabamos de nada pero...

- ¡Mar! - dijo una voz masculina detrás nuestro.

Ella, al oir la voz, se giró y comenzó a correr hacia ese sujeto.

- ¡Diego! - dijo tirandose a sus brazos. -Te extrañé mucho. - y seguido, dipositó un suave beso en su mejilla.

¡¿Qué mierda?!

- Yo también pequeña. ¿Quién es él? -dijo señalandome.

- Ángel, hola. - dije lo más serio que pude en aquel momento.

- Hola, me llamo Diego. -dijo estrechandome la mano.

- Diego, me tengo que ir, llego tarde al insti.

- ¿Sabes qué hora es? Cuando lo sepan tus padres, te matarán. ¿Y por qué no has ido? Señorita, me debes una buena explicación.

¿Pero qué mierda te crees para que te de una explicación?

- No soy la única.

- Jejeje, ok, pero ten cuidado, espero que no lo hagas muy a menudo.

- No, hoy es la primera vez. Bueno, me tengo que ir, y Ángel me está esperando.

¡Obvio! Venga, largate ya.

- Ok princesa, nos vemos luego. - dijo guiñandole un ojo.

Puto maricón.

- Chao. - dijo sonriendole.

Me hizo una seña con la mano y yo solo hice un gesto con la cabeza.
Mar caminó hacia mi dirección y sin decir nada más, nos fuimos nuevamente de camino al insti.

- ¿Quién es?

Mierda, se me escapó.

- Es muy difícil de explicar.

- Oh, claro.

¿En qué estoy pensando? Seguro que son novios y que sus pdres no les dejan estar juntos... ¡Como Romeo y Julieta! Nah... imposible.

- ¿Tu novio?

- ¿Curiosidad?

Jajaja... ok no...

- Déjalo, es tu vida, no la mía.

- Exacto.

Mierda...

Cuando llegamos, justamente sonó la campana, justamente salieron todos como hormigas apunto de ser aplastadas, justamente, entre esas hormigas, estaba Mario.

Oh no, ¡mierda!

- ¡Ángel! -dijo el rubio canturreando.

- Tengo prisa.

- Y a mi que. ¿Qué haces con ella? - dijo señalandola.

No le respondí y seguí caminando todo lo rápido que podía.

- Hey, hey, hey. ¿Qué te pasa? ¿Prefieres estar con la calladita, que con nosotros?

Me giré de la rabia y cuando alcé la cabeza, vi a Mario acercandose a Mar, peligrosamente.

- Nena, ¿Te apetece venir a una fiesta hoy? - dijo acercandose aún más. - Solo conmigo. - dijo guiñandole.

Tragué saliva.

Que la puta mierda se cague sobre ti, una y otra vez.

- Déjala. - dije autoritario.

Quisiera ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora