Las sombras

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Esa vez que estuve acostado con ella me sentí por un rato el rey del mundo solo quería quedarme con ella así para siempre, por desgracia no pudimos quedarnos así. Ella al cabo de un rato así se terminó durmiendo  pero algo paso, al no se notaba cómoda, empezó a moverse, rodar empezaba a quejarse y sudaba trate de ayudarla pero cuando hice el primer movimiento se aferró con fuerza a mí y empezando a gritar, en eso una luz me cegó y apago todo a mi vista dejándome en un extraño lugar, ya no estaba en el cuarto e Ivette había desaparecido estaba en un lugar negro, donde no tenía ni la menor idea, era un extraño vacío en el que flotaba solo sin posibilidad de ir a ningún lugar, trate de impulsarme o moverme pero era inútil estaba estático en ese lugar, intente gritar, pero nada, solo la nada podía escucharme y no era exactamente una buena conversadora. Todo esto duro por un rato hasta que repentinamente una luz se apareció en el firmamento y se amplió a todos lados creando un lugar, pero era extraño se podía ver como tres locaciones diferentes en el mismo espacio una estaba llena de nubes, quizás sería el cielo, otra era un terreno desolado y oscuro, no me sonaba de nada y el otro obviamente era la catedral donde conocí a Ivette entonces en esos lugares aparecieron tres sombras una en cada lugar, la proveniente del cielo era un hombre alado quizás un ángel de alas muy grandes comparadas con la de cualquier ángel que hubiera conocido, de la tierra desolada se podía ver una criatura fornida de casi 2 metros y finalmente de la catedral podía verse un sujeto con alas y una guadaña, las tres sombras se empezaron a aproximar a mí, y dada la casualidad de que me encontraba un poco desarmado no tuve mejor opción que intentar huir, y como el único lugar que conocía era la catedral hacia allá me dirigí. Las sombras me siguieron allí todas estaban armadas la del cielo tenía una espada, la del otro lugar igual y la de la catedral la guadaña que ya había mencionado, todas saltaban sobre mi tratando de liquidarme destruyendo todo lo que se atravesaba en su camino si me detenía seria solamente una bella mancha de sangre en este extraño lugar, trate de esconderme tras unos bancos volcados pero eran como mantequilla para ellos y no importa que ellos podían conseguirme, desesperado y quedándome sin lugares a los cuales correr decidí lanzarme a uno de los otros dos lugares, el cielo, allí era un campo prácticamente libre pero tenía mucho espacio para alejarme de ellos. Una vez allí pude escuchar los gritos de Ivette, aquellos que escuche antes de caer en este lugar y seguido de ellos la voz de Lax

 -Lax: que pasa Ivette????, ahora Xilio no despierta, deja de soñar Ivette, Despierta!!!!!!!!

Sin saber qué demonios pasaba trate de comunicarme grite para que Lax me escuchara

 -Xilio: Lax!!!!! Ángel de tercera dónde estás???? Qué demonios pasa?????

 La voz de Lax no me respondía seguía tratando incesantemente de despertar a Ivette y las sombras cada vez estaban más cerca ya no podía correr más, caí al suelo y lo que podía ver al tratar de levantarme era como esas tres hojas amenazantes de abalanzaban sobre mi sin darme tiempo de hacer más que ser que cortado

 -Xilio: Noooooo!!!!!

 En ese último instante tras ese grito desgarrador me fije que estaba nuevamente en el cuarto con Ivette a mi lado y Lax sosteniéndola mientras lloraba, no me explicaba que era lo que había pasado, estaba sudado y agitado, lo que me decía que si había sido perseguido por esas sombras pero que había pasado con ellas y que era ese extraño lugar 

El Ángel caido (Por edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora