Visitas nocturnas

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Por la mañana pasaba los días acotado en cama recuperándome, de verdad me costaba mucho quedarme en cama, en verdad era un fastidio, pero lo bueno es que pasaba el día acompañado de Ivette y Albio que no me dejaban solo, hasta la noche que me quedaba dormido junto a Ivette y Albio que se quedaba dormido recostado junto a la cama. Una noche mama fue a la habitación y al entrar se dirigió a Ivette

-Madre Ivette: disculpa buenas noches puedo pasar???

-Ivette: si pero no haga mucho ruido Xilio y los niños están dormidos

Entonces mama se puso junto a la cama mirándome fijamente no decía nada, solo me observaba, Ivette la miraba extrañada, tal vez la imagen dura y cruel que me mostraba era solamente para ocultar que ella me extrañaba y lo hacía porque no quería perdonarme, de vez en cuando pasaba su mano por mi rostro e Ivette la veía como de vez en cuando se acercaba a mí y susurraba cosas que al parecer no tenía la fuerza de decirme despierto, así duro 3 meses, cada noche iba a la habitación y me vigilaba cuidadosamente, hasta en 2 ocasiones ayudo a Ivette a curar mis heridas mientras dormía, la verdad me constar porque Ivette me lo llego a contar alguna vez, pero una vez pude verlo por mi propia cuenta. Esa noche intentaba dormir, aunque estaba cansado y lo intente mucho, no lograba conciliar el sueño, así que intente dormir haciéndome el dormido, pero entonces este hecho que jamás había visto ocurrió, mama entro en la habitación, tomo una silla y se senté frente de mí, lo supe por que escuche su voz y como saludaba a Ivette, luego al estar frente a mí la pude ver con los ojos entre abiertos, de forma tal que no se notara que estaba despierto, ella estuvo allí largo rato y de vez en cuando me acariciaba la cara diciendo cosas como: como quisiera poder estar así de nuevo contigo mi pequeño u ojala estos momento duraran para siempre. La verdad yo pensaba igual, me encantaría hacer las paces con ella, pero esa vez no tuve le valor de hacerlo, temía que si llegara a ver que estaba despierto se echara para atrás y nunca me perdonaría. Así esa noche deje pasar la oportunidad y me dormí feliz sabiendo que había podido estar cerca de mi madre un rato más, tener su atención y su amor solo para mí.

Al día siguiente quise tratar de quedarme despierto para ver si mama volvía, pero esa noche fue diferente, entro al tocar la puerta Nedio y un poco temeroso le dijo a Ivette

-Nedio: podrían dejarme a solas con Xilio????

Ivette asintió con la cabeza y le pidió a Albio que la acompañara

-Ivette: vamos Albio dejémoslos un rato a solas, no hagas ruido porque despertaras a los bebes

Antes de Salir Ivette vio como Nedio se sentó junto a la cama cerca de mí. Nedio se quedó un rato en frente de mí, como pensando, me miraba con tristeza como si quisiera hacer algo pero no supiera como, entonces se levantó de la silla y se acercó a mi abrazándome, pero se excedió un poco con la fuerza de su abrazo y no pude soportar el dolor así que me queje, cuando lo hice Nedio pego un salto y dio un grito que de golpe despertó a los niños. El pobre asustado, corrió a la cuna y empezó a hablarles a los pequeños

-Nedio: oigan hagan silencio por favor, me van a regañar porque se despertaron, discúlpenme pero vuélvanse a dormir si

-Xilio: Oye tráelos aquí

Nedio me los trajo uno a uno y con cuidado los arrulle hasta que volvieron a dormir, entonces los acosté en la cama a mi lado y Nedio en silencio se había quedado sentado

-Nedio: perdón por despertarlos no fue mi intención

Sin decir mucho estire mi brazo y lo acerque a mí para darle un abrazo no me importo si me dolía pero pensé que debía hacerlo. Nedio empezó a llorar y me abrazo con fuerza

-Nedio: HERMANO!!! PERDON POR TODO ESTO!!! POR CULPA NUESTRA ESTAS ASI!!!!  

-Xilio: Cállate estúpido, yo soy el que me tengo que disculpar y ya no llores se hombre ya lo que paso, paso

-Nedio: pero hermano…

-Xilio: en serio que se despiertan los chiquitos

Nedio puso sus manos en la boca y asintió con la cabeza. Entonces ambos nos pusimos a conversar un rato de lo que fuera, hasta que le conté de los entrenamientos con Amaranta y como me castigaba dándome golpes con la espada de madera, el no soportaba y se echaba a reír con mucha fuerza tanta que era contagioso, el ver su cara llena de risa me obligaba a reír también junto a él y entonces nuestras diferencia desaparecieron e Ivette al darse cuenta al escuchar las carcajadas de ambos solo poso una sonrisa en su rostro y nos dejó el resto de la noche solos. Así después de varias visita de mama se cumplieron los 3 meses y entonces llegó la hora de que Atasuke nos volviera a visitar  

El Ángel caido (Por edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora