Me diriji a donde jugaba él niño, aun quedaba él balón, fuera de la casa.
Toque desesperadamente la puerta, una señora abrió la puerta, era una mujer joven. Unos 25 años aproximadamente
-¿Que te pasa? ¿Porque tocas como loco?-.
-Buenas tardes, necesito ver al niño que jugaba hace unos minutos-.
-¿Quien eres y para que lo quieres? Puedes ser un secuestrador o violador!. -Grito entre cerrando la puerta.
- Si fuera un secuestrador ya hubiera entrado a la fuera, necesito hablar con él niño-. Dije deteniendo la puerta.
Al fondo vi acercar al niño, tenia una mirada de preocupación y miedo. La cual cambio al mirarme. Era un niño tierno, Güero, y de ojos azules. había de tener unos 6 años, pequeño pero maduro a su edad. Sabia enfrentar problemas no aptos para su edad. Me recuerda a mi infancia, mi familia siempre me enseño a tomar decisiones difíciles, siempre con argumentos verídicos.
-Hola niño necesitó tu ayuda,¿ viste a donde se fue la camioneta?.
- Si, se paro en la esquina, subió un niño como de tu edad. Pero no le vi él rostro.
- Vete hacer tarea Dylan. -. Interrumpio la madre.
-Tranquila mami, él niño es de confianza, yo lo se-. Dijo mientras tomaba la mano de su mamá.
- ¿Y después? Para donde fueron.? -. Pregunté.
- Ya nose, me escondí para que no me vieran y perdí la camioneta.-
- Muchas gracias, Dylan. Ten te dejó mi número, cualquier cosa marcame.-
- Aun es un pequeño -. Volvió a interrumpir la mamá-. Yo te marcaré.
- Muchas gracias señora, es bastante maduro para su edad, sientase orgullosa de tener un hijo como el. Con permiso. -. Me despedí.
Regrese a la vereda, mire a ambos lados.
Donde podía estar? Quien la tiene?
Me preguntaba una y otra vez.
Hasta que recordé la llamada de la mañana.
De inmediato intente rastrear la ubicación.
La encontré, no era muy lejos de aquí pero no estaba seguro de que estuviera ahi.
Talvez fue coincidencia, o tal vez no.
No sabia que hacer, eran segundos eternos.
Necesitaba pensar.
Necesitaba correr.
Necesitaba recuperar a aibie.
Solo la necesitó a ella y a la mierda lo demás.*Narra aibie*
Mis pies estaban débiles.
No veía nada, me dolía la cabeza. Al parecer estaba en un cuarto. Intente levantarme pero se me hizo imposible.
Toque él piso, estaba mojado.
Lo primero que pensé al tocarlo fue pensar en que me habían violado.
Pero era algo ilógico.
No sentía dolor en mi parte intima.
Escuche unos pasos lentos, acercándose a mi.
Pero todo estaba oscuro, no lo podía ver.
A los pocos instantes sentí como una bolsa cubrió mi cabeza. Que hizo que volviera a conciliar él sueño, un sueño profundo pero a la vez corto.
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Invierno de silencio.
RomantikFabián es un chico de 14 años, que se enamora de una vieja amiga la cuál se muda a Estados Unidos. Vive la vida de un adolescente normal. Pero cuando menos se lo espera ella regresa y el tiene otra oportunidad. Ambos pasan problemas críticos pero in...