-Yuu, despierta, llegamos. -Le dijo el rubio al pelinegro.
Pero este sólo se acurrucó aún más en su pecho, hundiendo su rostro.
"Parece un ángel"Fue el primer pensamiento que tuvo al verlo así.
La imagen de Yuu en sus brazos le inquietó demasiado. Aún seguía sin creer que el mismo niño que ayudó cuando se lastimó en el festival de deportes pudo ser la mercancía más importante en aquella subasta. Nunca le había llamado la atención aquel chico, pero sabía que existía, por ser parte del comité. Ah, y era quien se sonrojaba con su compañero, Shizuku, él fue el primero en darse cuenta que el menor gustaba de su compañero. Siempre lo calificó como inocente.
Y verlo ahí en la tarima, maltratado, llorando, encadenado y vendado, no le había causado lo mismo que oía a su alrededor.
Había sentido lástima en aquel momento.
Tanto por los sentimientos del chico hacía Shizuku, que era un homofóbico de primera, como por haberlo visto como estaba en la tarima.
Aún así lo compró, no podía imaginarlo en las manos de unos viejos pervertidos. Había sentido la necesidad de protegerlo. Sólo eso. Deseaba protegerlo, y por eso lo compró. Se trató de grabar eso en la mente, pero había una chispa que le unía al menor.
No se explicaba por qué aquel interés por Yuichiro Hyakuya.
Sólo empezaba a tenerlo, y ya.
-Yuu-chan, despierta. -Pero le dio una mueca de dolor entre sueños.
Recordó que le habían dado un trato especial que a los demás, y esperó a que su chofer le abriera la puerta para llevarlo a su habitación.
No le molestaba hacerlo, Yuu era ligero, incluso recordó haberse sorprendido la primera vez que lo ayudó en el festival.
-¿Seguro que comes? -Le dijo al dejarlo en su cama, pero no se esperó respuesta. Su nuevo compañero estaba en un profundo mar de sueños.
Y detalló la figura durmiente una vez más. Sí, ya lo había hecho cuando se lo habían entregado con una llave para que quitara las cadenas cuando quisiera, y se imaginó cómo maltratarían a los otros subastados, cayendo un la sumisión sólo para adquirir libertad. Él no podía verse haciéndole eso a alguien, y por eso le quitó aquellas cadenas al ojiverde en cuanto pudo. Justo en ese momento su corazón se arrugó al ver las muñecas ensangrentadas y moradas de Yuu. Y sólo lo dejó dormir un poco para poder irse a casa.
No lo dejó solo ni un minuto, y no es que se lo fuesen a quitar o algo por el estilo, sólo no quería que el azabache se muriera, con tan sólo verlo podrías pensar que moriría con el pequeño roce de una flor. Le pareció algo exagero ahora.
Yuu le había parecido un ángel envuelto en seda, después de una batalla. Y ahora más, con el sol amaneciendo y chocando con su piel trigueña y cabellos negros desordenados, con las mejillas pintadas de un color rosa por el hecho de estar durmiendo; deseó el poder completar la vista con sus ojos esmeralda que no detallaba en su totalidad, se lamentó el hecho. Sus ojos pararo su recorrido con el contraste de sus labios proporcionados con el tono rojizo, el cual se encontraba un tanto abiertos.
Hasta le parecía ilegal que la belleza se reflejara de esa forma.
No lo iba a negar, Yuichiro le parecía excesivamente hermoso. Sin vergüenza alguna lo pensaba dado que era bisexual, un secreto que sólo sabían unos cuantas personas, pero ante el colegio, era un heterosexual de primera. Todo gracias a Shizuku, en el fondo el caía mal.
La idea de que Yuu fuese suyo jamás había pasado por su cabeza hasta que lo vio en esa subasta. Y aun sabiendo la lástima que tenía por él, no iba a dejarlo ir, no había pagado 150.000.000.000$ para que lo dejara ir al recuperarse.
ESTÁS LEYENDO
Vendido.
Ngẫu nhiênYuichiro Hyakuya es un chico totalmente normal, con una vida donde su única preocupación es que está cercano a sus 18 y debe independizarse... Y que se siente extrañamente atraído por un chico de su mismo sexo, hasta que se encuentra envuelto en una...