Capítulo 20. ¡Fraaaaanciaaaaa!

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-¡¡Mamá!! ¡¡Papá!! ¡Regáñenlo! -Lloriqueó Yuu, corriendo al entrar a la casa de los Ichinose.

-¿Eh? -Preguntó el albino- ¿Qué pasa? 

-¿Qué le hiciste a mi hijo, Mikaela? -Preguntó Guren, con muy mala cara.

-¡No me jodas! Sólo te dije gordito de cariño. -Se defendió el rubio.

-¡¡Mamá!! -Lloriqueó de nuevo el azabache, el albino sonrió nervioso, ¿de dónde había sacado en decirle "Mamá"? Sonaba lindo- ¡Pégale! ¡Castígalo! 

-Yuu-kun... -El azabache se escondió en el cuello del albino, con cuidado de no apretar su panza abultada, se quedó en el regazo del peliblanco.

-¿Nunca has oído de que no puedes decirle "gorda" a una chica? -Le preguntó Guren.

-¡No soy una chica! -Gruñó el ojiverde.

-¡Cállate, que estás llorando por semejante estupidez! -Yuu se volvió a esconder con el albino, lloriqueando.

-Mami, me dijo gordo, pégale. -El albino sonrió.

-Mikaela, Guren. váyanse a la mierda por molestar a mi hijo. 

-¡¿Eh?! -Exclamó Mika, y Guren escupió su café, cuando el albino decía alguna mala palabra, era porque...

-Porque si no, un par de hermosos gemelos se quedarán sin Padre y Abuelo. -Dijo sin dejar su sonrisa, y sus ojos no mentían, ambos iban a morir. 

-¡Shinya! ¿En serio vas a defenderle? -Preguntó el pelinegro mayor, y el pelinegro menor sonrió victorioso- ¡Casi 4 meses y estás más malcriado que cualquiera de 5 años!

-Yo lo malcrié, ¿qué te pasa? -Comentó el albino- ¿Cierto, Yuu-kun?

-Así es. -Chocaron las manos.

-Yuu-chan, insisto en que te amo y no estás gordo. -Trató de repararlo el rubio, pero el pelinegro mayor le dio un golpe en la cabeza.

-No le eches una curita a una grieta, idiota, necesitas clases de cómo tratar a un embarazado. 

-¡No hablaré contigo! ¡Habla con mi mano! -Dijo, volteándose y extendiendo su mano hacía el rubio.

-¿Huh? ¡Yuu-chan! 

-¡Lalalalala! ¡No oigo nada! ¡He desactivado tu existencia de mis hermosos ojos! 

-Yuu-kun, creo que empezaré a darte calmantes emocionales. -Dijo Shinya, pinchándole la mejilla.

-¿Por qué? Si él es el que empieza. -Mikaela se pasó una mano por el rostro.

-¡Yuu-chan! -El ojiverde le miró- Te amo.

-No me convence. -Giró su rostro.

-¡Denme pacienciaaaaaa! -Guren le dio una palmada en la espalda, y le susurró algo.

-¿Eh? ¿Qué le susurras? ¡No se vale secretear sin mí! -Gruñó- ¿De qué hablan? ¿De la francesa? ¡Así me dejes, Mikaela, mis hijos son tuyos!

-¿Francesa? -Preguntó el albino.

-¡Sí! ¡Él tiene una francesa con la que franceó en Francia! ¡Por eso debe irse a la mier...

-Yuu-chan, ¿quieres un chocolate? -El menor sonrió.

-¡Te amo! -Salió disparado a comerse el chocolate- Ya no me caes mal, uno de mis hijos se puede llamar como tú.

-Recuerda que son varones, Yuu-kun. -Le recordó el albino, y chocaron las manos de nuevo, sólo ellos habían entendido.

-Guren. -Llamó el rubio- ¿Cómo soportas a esos dos juntos?

Vendido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora