Capítulo 9. Respuestas.

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Estaba bajo el agua. La verdad seguía tan confundido que quería romper algo. Subió a la superficie y tomó aire. Joder...

Demasiado en un día.

-¡Yuu-san! Traje helados. -Dijo Yoichi, sentándose en la orilla de la piscina. 

Había ido a la piscina del Club donde el papá de Yoichi era accionista. Siempre tenían pases libres. Pero aún estaba confundido, ¿qué hacía?

Siendo sincero... sentía que la llama por Shizuku se apagaba. Que ese "no sé qué" era toda una mentira.

-Gracias, hace tiempo no comía uno. -Yoichi sonrió. El menor siempre conocía los gustos de sus amigos, y el chocolate era lo único con lo que podías chantajear a Yuu.

-Ahora sí podemos hablar, Yuu-san, ¿qué es lo que sientes ahora por Shizuku-san? -La pregunta el sorprendió un poco al azabache, ¿a qué venía eso?

-¿A qué te refieres? -Se sentía un poco incómodo de hablar de esas cosas con su mejor amigo, el cual era hetero. Jamás había hablado de esas cosas con él.

-Shinoa-san me contó que te gustaba Shizuku-san desde que te ayu--dó en el festival. Aunque no entiendo por qué nadie te dijo que en realidad fue Mika-san. 

Agachó la mirada. Deseaba morirse.

-¿Sentimientos equivocados? -Se preguntó Yuu.

-No, persona equivocada. -Sentía demasiada vergüenza.

-¿Y qué debería hacer ahora? ¿Amar a Mikaela? Ni de coña. -Yoichi se rió un poco.

-No creo que eso sea necesario, pero, Yuu-san, recuerda que esos casos siempre elije a la segunda persona, si quisieras a la primera, ¿te hubieras fijado en alguien más? 

-No es que estuviese enamorado. Sólo me gustaba. -Se excusó, estaba sonrojado.

-Se aplica. -Yoichi dio una sonrisa tierna.

-Deseo morirme. -Hizo un puchero llena de helado. El castaño se rió con suavidad.

-¿Y qué harás al respecto? ¿Morirte de verdad? -Yuu volvió a ver a su amigo.

-Es muy gay que estemos hablando sobre mis problemas amorosos. 

-¡Pero si lo eres! 

-¡Eso no ayuda! -Lanzaron una carcajada.

Al menos Yuu podía sentirse mejor. De repente se sintió mal, que su vientre le daba una mala jugada y le apuñalaba. Aún seguía en el agua, así que trató de relajarse suspirando dos veces sin que su amigo se diera cuenta, aunque esa misión le falló.

-¿Yuu-san? ¿Estás bien?

-..Sí. -De repente el dolor se fue, bien, el dolor se parecía al de aquella vez... Prefirió ignorarlo y seguir en lo suyo.

Al terminar su barquilla se volvió a hundir en el agua, estaba tibia a pesar de que podía ser las 4pm. Le gustaba esa temperatura, justo para ordenar sus pensamientos.

-¡Yuu-san! Te buscan. -Escuchó de lejos la voz del castaño, ¿había invitado a los chicos? 

Subió a la superficie.

-¿Qué mierda quieres? -Le dijo a quien menos quería ver ahora- No, más bien, ¿cómo supiste que estaba aquí?

-Tu teléfono tiene rastreador. -De verdad que el rubio estaba loco.

-Estás loco, Mikaela. 

-No puedes decir eso, tú pareces tener el período. -Se burló.

-¿Por qué no te vas a la mierda y me dejas en paz, sí? Gracias. 

Vendido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora