Vendido.

Capítulo 14. Volveré por ti.

-Yuu-chan, abre la puerta, por favor. -Le volvió a suplicar.

El menor se había encerrado en la habitación, aún con sus manos apoyadas en la puerta y su vista agachada. ¿Por qué tenía el corazón tan arrugado? ¿Por qué dolía tanto?

¿Por qué tenía lágrimas cayendo al suelo? ¿Por qué sentía que su cuerpo temblaba?

¿Por qué... sentía esos sentimientos? 

¿Por qué empezaba a doler tanto?

¿Por qué, Mikaela, por qué?

-Yuu-chan, yo también me acabo de enterar. No puedo hacer nada. -Apretó sus manos en puños, soportando el tremendo dolor en su pecho, ¿por qué?

¿Por qué?

¿Por qué sentía que le importaba tanto?

Si él suponía no estar atraído por el rubio, ¿por qué sus piernas habían reaccionado solas?

-Yuu-chan. -Suplicó el mayor, y golpeó la puerta.

¿Cómo uno reaccionaba ante tal cosa? 

Quizás...

-Mika... -Abrió la puerta y se tiró a los brazos del rubio, este tuvo que dar un par de pasos para no caerse, apretándolo en su calor- ¿Por qué se siente tan doloroso?

-Yuu-chan... Lo siento. -El menor se hundió en su cuello, sintiendo el calor del mayor que lo tenía apresado de la cintura. De un saltito se enredó en el cuerpo del rubio, y se aferró ahí, en esos brazos que eran adictivos.

En esos brazos que eran tan cálidos así se lo negase a sí mismo.

-Yuu-chan, volveré por ti. -El menor miró al rubio, unos centímetros más abajo por tenerlo cargado- Sólo termina el curso, y vendré por ti.

-Pero... ¿no te molestará? -Le negó con la cabeza.

-Mi único impedimento de llevarte conmigo es que no sé qué necesita mi Padre realmente. -El menor se bajó, sin dejar de prestarle atención- Yuu-chan, no te preocupes, sería irresponsable si te dejo aquí, habiendo aceptado hacerme cargo de ti.

-Mika... no me he acostumbrado a estar contigo, y ahora me dices que me debo acostumbrar a estar sin ti, ¿qué quieres de mí? -El rubio sonrió, tratando de tranquilizar, pero eso sólo le alteró sus nervios.

-Todo, Yuu-chan, todo. -Le tomó el rostro entre sus manos- Entrégame todo de ti, Yuu-chan. 

El ojiverde miró a otro lado para relajar sus lágrimas, quienes no evitaban salir de sus ojos. Tan doloroso. ¿Por qué? 

-Te... entregaré todo... de mí. -Susurró, y el mayor unió sus labios con los de él.

Justo en ese momento no pudo soportarlo, y dejó caer sus lágrimas una vez más en medio beso, ¿por qué? ¿Por qué?

-Volveré por ti, Yuu-chan. -Le prometió, apretándole en su pecho. 

Y aunque las promesas se habían hecho para ser rotas, confiaba en él.

-Ara, Yuu-chan, se nos ha ido el rubio oxigenado. -Miró a Ferid con cara de pocos amigos por encima de su hombro, así que el ojiazul no mentía cuando dijo que su tío era un fastidioso de primera.

Suspiró, tratando de quitárselo de encima.

-Mientras no se consiga una francesa, todo bien. -Ferid le dio una mirada de picardía, y cayó en cuenta de lo que había dicho, sonrojado.