Ferid venía a verle cada dos días, puesto que ya había pasado todas sus cosas a una habitación en casa de los Ichinose, y vaya que se sentía raro, pero a la vez cálido. Últimamente tenía batallas mentales, y hasta Shinya le dijo que era debido a las hormonas. Aún asistía a la escuela pero no hacía educación física alguna, el albino se había encargado de ello, informando que tenía una enfermedad que no lo dejaría hacer deporte, y se tragaron el cuento. Yuu no podía sentirse más mal al mentirle a sus amigos.
-¡Yuuuu-san! ¿Entonces fueron ellos los que te adoptaron? ¡Ara, Yuu-san! ¡Cuéntanos todo! -Insistió Shinoa, dando un golpe en la mesa.
También Ferid le recomendó decir que los Ichinose eran los que lo habían adoptado, puesto que si dijera que en realidad fue la familia del rubio, podría acabar en problemas serios. O simplemente le mirarían raro. Y Shinya no tuvo problema, y Guren prefirió no decir nada, había visto al albino tan feliz que quiso seguir viendo esa sonrisa.
-Sí. -Respondió, tomando su jugo de naranja- Se siente realmente cálido.
Y no mentía en ello, llevaba alrededor de varios días en esa casa, y el ambiente hogareño era simplemente genial. Shinya al tener su laboratorio en casa, estaba al pendiente de todo, en cambio Guren era abogado y gerente de una empresa bastante buena. Ambos tenían un buen estatus social, y Yuu pensó que era un poco triste que sólo fuesen ellos dos. Sin nadie más.
Shinoa le miró compasiva, al igual que todos se sentía feliz del que su amigo sintiera lo que era tener una familia.
Yuu estaba llevando una extraña vida, enredada y con ciertas mentiras.
Pero le faltaba alguien...
-Oi, ¿qué saben de Mikaela? -Preguntó Kimizuki, hasta el mencionar el nombre le hacía decaer un poco- Yuu-san, ¿sabes algo de eso? No se le ha visto en días.
-¿Ehh? ¿Por qué me lo preguntas a mí? -Yoichi le miró con cierta curiosidad.
-Porque últimamente la pasaba era contigo. -Dijo la rubia de coletas, sintió llenarse de vergüenza, ¿tan obvio eran?- ¡¿Eh?! ¿Por qué tu cara está roja?
-¡No estoy rojo! -Se sobresaltó.
Yoichi se había levantado y rodeó la mesa hasta llegar al lugar de Yuu, le jalonó la camisa, indicándole que viniera con él.
-¡Ya volvemos! -Dijo el castaño, arrastrando al azabache a la salida de la cafetería.
-¡Ara, Yoichi! -Se quejó Yuu, acomodando su camisa- ¿Qué pasa?
-¿Qué es mentira y qué es verdad? -Aquello le había pasmado, ¿cómo le pilló?
-¿Huh? ¿Qué? ¿De qué hablas? -El castaño frunció los labios, en una expresión de: ¿crees que puedes engañarme?
La verdad era que con él no podía mentir, siempre le descubría o simplemente no sabía mentirle. Conocía a Yoichi desde que eran niños de primaria, eran mejores amigos, eran como hermanos de otra sangre.
-Estás mintiendo en algo. -Intentó negarse- ¡No me lo niegues! Yuu-san, te conozco a la perfección, y sé que algo te pasa.
Tragó saliva.
-Es larga historia. -Yoichi miró su reloj.
-Aún queda tiempo.
-¡Yoichi, de verdad no es nada! ¿Por qué crees que es mentira? Jaja... -Se rascó la nuca.
-Porque cuando mientes no miras a los ojos, y te pones nervioso, como ahora. -Tiró su cabeza para atrás, frustrado de que lo hubiera pillado.
-Yoichi, me conoces demasiado, debería lanzarte por un puente. -Yoichi sonrió, y le miró- La verdad es que fui adoptado por la familia de Mikaela, vivía con él, pero ahora que se fue a Francia, y ocurrió lo de mi "enfermedad" estoy viviendo en casa de los Ichinose, que sólo quieren investigar mi "enfermedad"
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Vendido.
RandomYuichiro Hyakuya es un chico totalmente normal, con una vida donde su única preocupación es que está cercano a sus 18 y debe independizarse... Y que se siente extrañamente atraído por un chico de su mismo sexo, hasta que se encuentra envuelto en una...