Capítulo 18. Siempre lo supe.

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-Son gemelos, y ambos varones... -Repitió el albino.

-¡Siempre lo supe! ¡Sabía que serían varones! Espera, ¿qué? -Hasta la voz de Ferid se había apagado en sorpresa.

Hubo un largo silencio por el shock de todos, Yuu intentaba tragárselo, intentaba procesarlo, intentaba cualquier cosa que no fuese desmayarse.

¡¿Quéeeeeeeeee?!

-Ahora sí lo mato, ¡sabía que debía suicidarme con el cordón umbilical! -Dijo Yuu rompiendo el hielo, y tratando de levantarse.

-¡Eh! ¡Yuu-kun! ¡Relájate! -Exclamó el albino, dejando el aparato de lado- Primero relájate, los bebés estás bien, pero no significa que puedas alterarte ahora. Acabas de entrar al trimestre esencial, el que determina si esos bebés nacen o no, ¿entiendes lo que digo?

Tragó saliva, y tomó aire, ahora el bebé, o bueno, los bebés eran su prioridad, y no podía dejarlos sin Padre.

-Igual, necesito... -Se levantó con cuidado.

-¿Qué harás? 

-A tomar un vuelo a Francia, o qué sé yo, quiero castrar a ese imbécil, pero no puedo dejar a mis hijos sin Padre, necesito estar solo, necesito chocolates, necesito relajarme... -Dijo apresuradamente caminando hacía la puerta.

-Hormonas. -Sentenció Guren, y Ferid asintió.

Shinya sólo soltó el aire, exasperado.


Dos semanas después

Mientras más tiempo pasaba, más ganas tenía de ir a buscar al rubio a patearlo para luego regresarse con sus dos hijos descansando en su panza. 

-Yuu-san, ¿de verdad no podrás asistir? -Preguntó Shinoa por teléfono.

-No, Shinoa, de verdad estoy muy mal. -Respondió pasando su brazo por sus ojos, recostado, y no mentía, estaba mareado.

-Vale, te mandaré mensajes para ver cómo sigues. 

-Está bien, disfruta la fiesta de hoy. -Y colgaron.

Era de mañana, y Shinoa le había fastidiado toda una eternidad por la bendita fiesta de fin de año. A la cual no asistiría ni estando loco, su embarazo ahora se notaba un poco más que hace dos semanas, y podrían lastimarlo, definitivamente hasta el olor mañanero le daba ganas de vomitar.

-¿Yuu-kun? ¿Estás despierto? -Preguntó Shinya, asomando su cabeza por la puerta.

-Sí, adelante... -Dijo derrotado.

-¿Mareos? -Asintió- Pasarán, tranquilo. -Miró al albino, se arrimó a darle un espacio, donde se sentó a su lado- Te traeré el desayuno a la cama, ¿está bien? 

-Por favor, siento que podría morir. -El albino dio una carcajada.

-De algo que me he dado cuenta, es que el embarazo en hombres es más cansado que en mujeres. -Yuu hizo un puchero- O quizás sea que eres un exagerado.

-Ambas cosas. -Dijo con su índice en alto.

-Menos mal que lo aceptas. -Se hundió en la almohada, abrazándola- Te he dicho que debes dormir del lado izquierdo. -Se volteó.

-¿Qué hora es? -Preguntó.

-Las 7:45am. -Bufó.

-Shinoa merece que no haya alcohol en esa fiesta. 

-¿La fiesta de fin de año? -Asintió- Es una pena que no puedas asistir.

-Lo es, aunque tengo mala experiencia con las fiestas. -Explicó.

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