Final
Al contar con un nuevo poder ocular, sus movimientos era mucho más ligeros, batallar contra los mini enemigos creados por el Juubi no fue problema. Ya había dado por hecho que el Uchiha no estaba más a su lado, no había podido hacer nada para salvarlo, pero lo que sí podía hacer, era dar hasta su último aliento en esa guerra. No llevaba la cuenta del tiempo que había estado invirtiendo, pero una corazonada la hizo sonreír inconscientemente. Al pretender atacar los enemigos que tenía al frente, estos cayeron al suelo cubiertos en llamas negras. Miró a sus espaldas, el Uchiha estaba justo delante suyo.
—¿Cómo es posible que estés... vivo? Yo... yo te vi... —no sabía qué pensar exactamente. Claramente lo había dejado en el mismo lugar en que su cuerpo había cedido a la herida profunda de su pecho, ¡y ahora estaba ahí! Estaba entre feliz y confundida. Además, su ojo izquierdo era distinto.
—Después te explico, es algo complicado. —decía mientras caminaba a ella, posó una de sus manos sobre la mejillas que aún poseía rastros de sangre, limpiándola en el proceso. —Lamento haberte hecho llorar.
Su ojos volvieron a llenarse de lágrimas, lo miraba con resentimiento. Todo ese rato estuvo haciéndose de la idea de ya no verlo nunca más, y salía de la nada, esperaba que no se tratara de una broma de muy mal gusto. Sin pensarlo dos veces, lo abrazó con fuerza, como si de verdad temiera que no fuese real lo que estaba viendo.
—No vuelvas a darme un susto así.
Al separarse, recibió una mínima sonrisa del pelinegro, antes de que se fuese a quien sabe donde. Ella siguió en su labor de liberar el campo de enemigos.
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Sabiendo que no tenía lugar en la batalla, se limitó a no ser ninguna carga para sus dos compañeros. Sí, Naruto también había logrado regresar al campo, ya tendría varias preguntas para hacerles. Sakura permanecía a su lado.
—Naoko, de verdad me alegra que estés aquí. —se le notaba exhausta, claro, después de haber usado gran parte de su chakra para mantener al rubio con vida.
—¿En serio me dices algo así en este momento? —la miró con una sonrisa, Naoko le servía de apoyo para que la Haruno no cayera al suelo. Uno de los brazos de Sakura estaba sobre sus hombros.
—Lo sé, pero es la verdad. Desde que te fuiste, Sasuke-kun solo pensaba en ti, quizá no lo decía ni lo demostraba, pero me daba cuenta. Cuando hablaban de ti, su mirada cambiaba, él te extrañaba... —bajó su mirada. —Ahí me di cuenta, y terminé de aceptar, que a quien quiere es a ti. Solo quiero pedirte una coas.
—¿Qué es?
—Cuídalo mucho, estaré pendiente de cualquier descuido tuyo. —la miró con una sonrisa.
—¿Ah, si? Eso ya lo veremos.
Volvieron a centrar su atención en los dos muchachos. Todo marchaban bien.
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Cuando el sol comenzaba a salir, trajo a la vez la victoria para los aliados en la guerra. Sus contrincantes habían sido completamente derrotados. Aquel campo definitivamente quedaría como un lugar histórico en el mundo ninja, mantendría le registro de la dura batalla y de la sangre derramada en cada lugar. Los shinobis volvían a tomar rumbo a sus respectivos hogares, satisfechos de que se habían salvados.
En Konoha todos estaban reunidos en el cementerio, con un gran número de lápidas al frente, todos los ninjas caídos serían recordados como verdaderos guerreros. Naoko también formaba parte de los numerosos funerales; al haber demostrado total lealtad a al aldea, decidieron dejar en el pasado su mala decisión, también considerando que no había cometido ningún delito en contra de nadie.
La tarde caía sobre ellos, el cementerio iba quedándose más vacío a cada segundo. La Uchiha no se movía de su lugar, hasta que una mano tocó su hombro.
—¿Ocurre algo?
—No. no es nada. Solo pienso en todas las cosas que han pasado hasta el momento. —sus ojos contemplaron el cielo, después se enfocaron en los del pelinegro. —He hecho cosas malas, pero siento que las he remediado.
—Eso es un hecho.
Sonrió, de verdad se sentía aliviada. Nadie en la aldea la miraba con rechazo, todo lo contrario, sus rostros mostraban una sincera sonrisa cada que la veían. Si la aldea la había perdonado por darles la espalda, ¿por qué ella no haría lo mismo? Además, tenía personas que la querían, no podía ni quería pedir nada más.
Se adentraron en las calles de la aldea, Naoko sentía que su corazón se saldría de su pecho, o que estallaría. ¡Nunca se había sentido tan nerviosa de estar al lado de Sasuke! Y él se veía tan relajado. Un leve puchero se formó en sus labios, ¿cómo demonios hacía para estar así?
—Nos vemos después. —su cuerpo quedó estático, aún viéndolo alejarse, cuando sintió un pequeño beso en su cabeza. Buscaría a Sakura urgentemente, quizá ella sabría qué hacer, ¡necesitaba ayuda!
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El tiempo avanzaba rápido, llevándose un montón de cosas con él. Cada día me sorprendía más de cómo habían cambiado las cosas, la nueva generación me recordaba enormemente a cuando éramos nosotros los que estábamos en equipos, y realizábamos misiones, que hasta la fecha, me siguen pareciendo absurdas. Me sentía feliz de ver todos los logros de mis amigos, Naruto era un gran Hokage, tal cual estuvo diciéndolo desde que lo conocí. También, la gran mayoría teníamos hijos, nunca me imaginé siendo madre, y supongo que he hecho un buen papel. Ver a mi hija en un equipo, con un maestro, me hacía darme cuenta de la cantidad de tiempo que había transcurrido.
Konoha también había cambiado un montón, era algo más moderno que antes.
No me arrepentía en ningún momento de las decisiones que había tomado, la gran mayoría me habían hecho feliz. Tenía una familia, y eso, cada día me hacía darme cuenta de lo afortunada que llegué a ser.
Observaba con una sonrisa los pequeños berrinches de mi pequeña, siempre había deseado entrenar con su padre, y ahora que lo había logrado, se frustraba de no lograr lo que él le enseñaba. Su mente viajó al pasado, ella ahora estaba en la posición de su madre, su hija era ella, y Sasuke era su padre. El escenario era el mismo, sentía nostalgia, pero estaba feliz de ella vivir ese momento.
—¡Mamá! Ven a entrenar con nosotros. —sonrió ante la petición de su hija.
Se acercó a ambos, posicionándose al lado del Uchiha. Su hija lanzaba varios shuriken contra unos troncos, logrando dar en el blanco, festejaba cada vez que atinaba. Naoko tomó la mano de su esposo, apoyando su cabeza en el brazo de este.
—Te debo mucho.
—Eso debería de decirlo yo. —la mujer rió, ignorando que su hija los observaba con atención. Se puso de puntillas para lograr besar los labios del pelinegro, él, definitivamente, había sido una de las mejores personas que llegaron a su vida.
—¡Ay, no! Qué asco. —la pelinegra volteó, volviéndose a concentrar en su entrenamiento. Los dos mayores soltaron una leve risa, ni con trece años dejaba de decir lo mismo.
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Mi Alma Gemela (Sasuke Y Tú)
FanfictionNaoko Uchiha, segunda sobreviviente del Clan Uchiha. Con pocos años de edad, decide salir de la Aldea con el único objetivo de entrenar y lograr defenderse por su cuenta, sin volver a depender de otros, incluso para proteger a los que más ama. En el...