Capitulo 26.

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Capitulo Veintiseis.

Una respiración en la nuca hizo que abra sus ojos, lentamente miro a la persona que dormía a su lado, con las emociones confundidas miro a James, que dormía plácidamente a su lado en el sofá ¿Qué hora era? Se froto los ojos perezosamente y bostezo. Trato de levantarse pero era inútil, el muchacho estaba prácticamente encima de ella, con frustración lo empujo, este gruño y la abrazo aún más fuerte. Melanie abrió  los ojos de par en par ¿Y a este que le pasaba? Con una mano trato de apartarlo, nada, dormía como un tronco. Bufo con frustración.

—James —le susurro suavemente —levántate…

  El joven gruño y se acurruco aún más y escondió su rostro en el cuello de Melanie, esta rio al sentir la respiración del joven.

—Basta —dijo ella— ya despierta.

Sintió un beso húmedo en el cuello, que la hizo estremecerse.

—Eso no funcionara —dijo con la respiración acelerada.

James volvió a besarla provocando cosquillas, ella rio y trato de apartarse pero él siguió besándole el cuello juguetonamente. La risa fue aumentando. Melanie movió sus manos para tratar de empujarlo. Todo menos cosquillas, pensó. Pero fue inútil, James tomó las muñecas de la joven para que ella no pudiera moverse y siguió depositando besos en el cuello de la joven. Melanie no podía más, sus costillas dolían, y su cara de seguro se veía sonrojada de tanto reír. Sin embargo, el siguió besándole hasta que se detuvo y la miro a los ojos.

—Eso fue horrible —mintió Melanie todavía con la respiración entrecortada.

James sonrió y froto su nariz con la de la castaña mientras depositaba un ligero beso en sus labios.

— ¿Melanie? —la joven levanto la mirada para encontrarse con unos ojos azules que la observaban con asombro y…anhelo… pero más asombro.

La castaña empujo lejos a James, este cayo en el suelo, un gemido escapo de sus labios. Melanie sonrió nerviosa y se levantó con brusquedad del sofá.

— ¿Ma-má? —Pregunto incrédula — ¿Q-que haces aquí? creí… creí que vendrías en dos días.

James se levantó del suelo con brusquedad y sonrió.

—H- Hola —murmuro apenado — soy James.

La mujer rubia y alta estrecho sus fríos ojos hacia el joven, enarco una ceja y le sonrió amargamente.

—Hola, soy Daria la madre de Melanie —dijo la mujer y luego miro a su hija— ¿Y tú? ¿No vas a venir a abrazar a tu madre?

La castaña sonrió y corrió en los brazos de su madre, sonrió ampliamente cuando las dos cruzaron miradas.

—Te he extrañado —murmuro Daria con lágrimas en los ojos —.

Melanie le regalo una amplia sonrisa y la abrazo de nuevo.

—Yo igual ¿Cómo has estado? —Pregunto— ¿Terminaste tu libro?

Daria sonrió y se fregó una lágrima.

—¿Cuál? ¿Fifty Shades of grey? ¡Oh, sí! Ahora voy por el segundo tomo —dijo riendo.

                                                   ***

Ella es de Nueva York |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora