Ella es de Nueva York |Editando|

Capitulo 2.

Capitulo Dos.

El tío Joe sonrió al ver a la joven acercarse, extendió sus brazos y le dio un fuerte abrazo de oso. Melanie sonrió y le devolvió el saludo.

—Melanie Straw cada día más bonita —comento con una sonrisilla — es bueno volverte a ver.

La castaña sonrió.

—Me alegra volver a verte también, tío. —Joe miro de reojo al chico que estaba arrastrando dos maletas, frunció el entrecejo— Oh él es Matt —dijo señalando a su amigo— es mi…

— ¡Hola! —exclamo el morocho acercándose—.

Joe asintió y ayudo con las maletas.

— ¿Tú debes ser el tío Joe, no? —pregunto el británico —.

—El mismo.

—Estupendo, oye tengo una duda… ¿en tu pueblo se hacen batallas con pistolas al mediodía? Porque eso sería genial…

Joe frunció el entrecejo y miro a Melanie, esta se encogió de hombros.

El viejo auto rojo seguía siendo el mismo. Melanie sonrió, los recuerdos vinieron a su mente, ella chillando y llorando por el olor a que ¿pipi?

Sonrió y miro de reojo a Matt este tiro la maleta en el baúl del auto. Al entrar a la camioneta el olor ya no estaba, por parte estaba agradecida de no tener que soportar al británico quejarse del olor, pero al parecer a él no le importaba, entro al auto con un sobre de papitas. Melanie arrugo la nariz, no, otra vez no.

—Deja esa cosa para más tarde —le rogo al chico— creo que me está empezando a dar nauseas.

Matt rodo los ojos y como el inmaduro que era abrió el sobre de papitas y metió uno en su boca, la castaña bufo.

— ¿Qué es ese olor? —Pregunto Joe al subirse al auto—.

—Papitas —dijo Matt alzando los hombros — ¿Quieres tío Joe?

El hombre negó, asqueado por el olor iracundo. El británico volvió a encogerse de hombros y meter otra papita a la boca. Melanie lo escucho tararear una canción en voz baja.

—Así que…—empezó a decir Joe— ¿Desde cuándo se conocen? —pregunto al par que miraba la carretera.

—Un año y dos meses —dijo Matt llevándose otra papa en la boca—.

— ¿Fue amor a primera vista, eh? —pregunto el hombre sonriente. Matt se atraganto con la papita.

— ¿Amor? Melanie y yo no somos novios —dijo burlón y trago la fritura que se había quedado en su garganta.

 —Ah…—dijo Joe — que bueno que no lo sea, es algo rarito —le dijo a Melanie en un murmuro para que solo ella escuchara, la joven rio.

—Te acostumbras —dijo simplemente y miro a su amigo, que veía los arboles de la carretera con aburrimiento.

—Tío Joe…—empezó a decir el muchacho— ¿Alguna vez me prestaras ese sombrero?

Joe negó con la cabeza.

—El sombrero es sagrado —dijo orgullosamente— te lo tienes que ganar.

—Oh…—musito Matt. La castaña le sonrió.

Estacionaron enfrente de la casa de la abuela. Matt sonrió y bajo para ayudar a Joe con las maletas. Melanie bajo poco después con entusiasmo, quería ver a su abuela.